Cristina Infante es una de esas personas que, más que emprendedoras, son aventureras. Su voz, aderezada con un dulce acento canario, evidencia seguridad, firmeza y, sobre todo, una felicidad plena de ser quién es y de tener entre manos un proyecto fruto de su trabajo diario y de su buen gusto.
En 2007 junto con su socio Jesús Rodríguez decidió lanzar al mercado The Water Company, su distribuidora de bebidas Premium. Una empresa que, como todas las formas de vida que conocemos, tuvo su origen en el agua. Eso sí, no un agua cualquiera.
Fue hace algunos años cuando Jesús, que por aquel entonces estaba en Los Ángeles, vivió el boom del agua Fiji en Estados Unidos. Mientras tanto, en España, Cristina acababa de terminar un estudio sobre aguas embotelladas. Coincidencia o destino, lo cierto es que ambos se encontraron en un mismo punto en el momento preciso.
Y, siendo conscientes de que cualquier producto pionero requiere un gran esfuerzo, decidieron apostar por un sector que aún no estaba casi desarrollado en nuestro país. Cristina afirma que haber salido al mercado en plena crisis les ha hecho “tener la cabeza encima de los hombros”, pero, aún así, The Water Company ha facturado en 2012 un 40% más que el año anterior lo que –en crisis o no- solo significa una cosa: lo están haciendo muy bien.
Su lema, el cual Cristina también traslada a su vida personal, “no sigas a los demás ve por delante” es toda una declaración de intenciones. The Water Company se fundó con el objetivo de acercar al consumidor bebidas con alma y con personalidad, que entren por la vista y terminen en el corazón, creando experiencias. Porque, al igual que se puede hacer el recorrido de toda una vida a través de olores, vivencias o incluso a través de canciones, “cada bebida tiene su momento y ese momento se acaba convirtiendo en un recuerdo”.
Ella no cree que la etiqueta “Premium” sea una moda sino “una evolución natural del mercado puesto que el ser humano, por naturaleza, siempre quiere ir a más”. Quizás su acertada visión, su conocimiento del mundo del marketing o los cinco idiomas que habla sean en parte los causantes de su éxito. Pero lo más seguro es que su pasión y su optimismo hayan tenido mucho que ver. Cristina Infante disfruta saboreando la vida y empezaría cada día con un vaso de agua Fiji, acompañaría el aperitivo con un vermut, disfrutaría de un buen gin tonic a media tarde y por la noche, por qué no, de un buen ron.