"Proveo croquetas a muchos de mis restaurantes preferidos y, aunque son pocos los que dicen que son nuestras, que restaurantes de esa talla digan que son de producción propia es el mejor piropo que hay". Cristina Comenge, fundadora de Oído Cocina Gourmet, da pistas sobre el día a día de su negocio. En ocasiones, es un trabajo que no se ve pero, los que saben que Oído Cocina está detrás de las croquetas que están probando, no lo olvidan nunca.
Cristina siempre ha tenido pasión absoluta por la cocina desde pequeña, pero en casa le decían que tenía que estudiar. Se licenció en Derecho y luego realizó un máster de Periodismo, pero la idea de dedicarse al mundo gastronómico seguía dándole vueltas en la cabeza. Por eso, después de terminar sus estudios se fue a la escuela Escoffier de París, hizo algunos viajes gastronómicos, trabajó de prácticas en muchos restaurantes y, al final, su carrera derivó en lo que fue Oven 180, un restaurante que abrió en Madrid.
"Que restaurantes de esa talla digan que son de producción propia es el mejor piropo que hay"
En Oven 180 uno de los platos estrella eran las croquetas. Tenía una persona exclusivamente dedicada a su elaboración, pero no conseguía satisfacer toda la demanda que llegaba: "Empezaron a llegar pedidos de particulares las querían incluir en sus celebraciones e incluso algunos restaurantes vecinos nos pedían que las produjésemos para ellos". Así nació Oído Cocina Gourmet, fruto de una demanda que no podían abastecer desde una pequeña cocina, un negocio en el que las croquetas lo son todo y que abastece tanto a hostelería como a particulares.
La de jamón es sin duda la gran triunfadora, pero comparte con todas las demás, como la de boletus, la de bacon y parmesano, la de chistorra o la de marisco, la receta base: "Es la de Oven 180, que fue fruto de una casualidad. Ahí estábamos varios cocineros y yo estaba empeñada en tener dos platos muy buenos, por supuesto todos, pero quise hacer especial hincapié en la croqueta y en la hamburguesa. Pusimos en común todos nuestros conocimientos y experiencias, las recetas de nuestras madres y nuestras abuelas, y salió una croqueta que nos dejó alucinados. Replicarla no fue fácil, pero lo conseguimos. Fue realmente una casualidad y una mezcla de varias recetas".
"Tiempo, ilusión, cariño y creer en tu producto". Esos fueron los pilares sobre los que Cristina construyó el proyecto. Su marido, Diego Gómez-Monche, fue el que le animó durante los primeros pasos en el negocio y juntos descubrieron que no había una croqueta precocinada en el mercado como la que ellos querían ofrecer: "Arrancamos sondeando a esos clientes potenciales que teníamos, preguntamos si encajaba el precio que habíamos pensado y todos nos dijeron que sí. Empezamos poco a poco, no queríamos dar un paso en falso y fuimos cautos. No sabíamos si lo que a nosotros nos parecía una buena idea, iba a tener aceptación".
"Pusimos en común las recetas de nuestras madres y abuelas, y salió una croqueta que nos dejó alucinados"
Funcionó. Oído Cocina fue creciendo hasta llegar a vender más de seis toneladas de croquetas al mes, y cada vez tiene más demanda: "Se han cumplido un poco nuestras expectativas. Hacer una croqueta buena es muy tedioso, muy pesado, muy elaborado. Por eso el proyecto era una solución muy buena para restaurantes que quieren tener un producto que sea siempre el mismo aunque se vaya el cocinero y, con él, su receta; y para aquellos que no tienen tiempo o que disponen de menos personal".
"Nuestra croqueta lleva poquísima harina y, en vez de cocer una bechamel en diez minutos, tardamos tres horas y media. Después hay que dejarla enfriar otras tantas horas porque la masa tiene que estar fría para poder darle forma, etapa que también lleva su tiempo", explica la maestra croquetera. Además, el trabajo es semiartesanal y las personas son esenciales ya que, como recuerda, las máquinas no lo hacen todo.
Cristina cree que una de las claves del éxito es darse a conocer a través de internet y las redes sociales. Aunque siempre haya particulares que no tengan tiempo para cocinar y restaurantes que necesiten proveedores, Cristina asegura que hay que recordar constantemente que estás ahí: "Hace mucho tiempo una amiga mía me dijo que no venía más a mi restaurante porque no se acordaba de que estaba. Se me quedó grabado. Lo entendí perfectamente, porque al final hay tanta oferta, tantos restaurantes y tiendas nuevas, que ciertos negocios se te olvidan". Por eso, creó El Blog de Cris, un espacio dedicado a la gastronomía: "Procuro ir mucho a restaurantes y sacar tiempo para hacer recetas, creo que es un contenido muy divertido para compartir".
"Todo lo que esté hecho con tiempo, con mucho cariño y con los mejores ingredientes, triunfa"
Los próximos retos son abarcar toda España y abrir las puertas al resto del mundo: "Estamos en vías de empezar a exportar. Ya hemos llegado a Estados unidos, y el proyecto continúa". Además, hay una sorpresa sobre la mesa para todos los clientes, una nueva vía de negocio. ¿Qué tiene pensado hacer Oído Cocina? Pronto lo sabremos. Mientras tanto, Cristina nos revela que los ingredientes que verdaderamente han servido para llegar hasta aquí son cariño y paciencia: "Creo que cada vez más se tiende a volver a la comida de siempre, a la cocina de casa, y no a lo que está producido en serie. Al final, todo lo que sea tradicional, y esté hecho con tiempo, con mucho cariño y con los mejores ingredientes, triunfa".
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