De la misma manera que para el doctor Juvenal Urbino era inevitable que el olor de las almendras amargas le recordara siempre el destino de los amores contrariados, para Carmen Kaiser es irremediable: el olor de la vela Cypres al encenderse le recuerda siempre “a su familia, a su infancia, a su matrimonio”. El aroma de esta vela ha acompañado a Carmen durante muchos años y lo que comenzó como una pasión se convirtió en su profesión.
Cuando viajó a París, en su viaje de novios, llamaron su atención las tiendas dedicadas a aromas y velas perfumadas. Y ya entonces pasó por su cabeza la idea de abrir una tienda similar en España, donde esta costumbre aún no se había instaurado. Pero pasaron muchos años hasta que pudo poner esta idea en práctica. Y en ese tiempo, Carmen fue explorando, investigando, indagando en el mundo de los aromas, las fragancias y los perfumes; hasta que en 1992 abrió una tienda en Madrid.
“Los principios fueron duros. En España la gente estaba acostumbrada a comprar velas clásicas para el día de Navidad y no encenderlas”. Así que todo fue poco a poco. Las primeras velas perfumadas que llegaron a España fueron las de la marca francesa Rigaud (fabricante de las velas Cypres que Carmen conoció por primera vez en su infancia). Más tarde aparecieron en nuestro país marcas como la inglesa Floris, la francesa Diptyque, la escocesa Scottish Fine Soaps Company, la italiana Millefiori y las españolas VPA o Mizensir.
Para el gusto de Carmen, que se ha pasado toda una vida descubriendo, probando y comparando olores, las mejores fragancias “son las francesas y las inglesas”. Aunque reconoce que en España también se están creando buenos aromas y desvela que ella en su habitación (que no en su casa) siempre tiene una vela Peonía, de la firma catalana VPA.
Maestra de los perfumes como es, Carmen indica que “existen olores apropiados para el hogar en función de la estación del año o del estado de ánimo”. En invierno aconseja utilizar aromas de madera, mezclados con alguno floral. Para el verano en cambio, recomienda aromas más suaves, que alegren el ambiente.
Siempre tuvo claro que una tienda como la que tenía en mente había que abrirla en Madrid y de esa forma, ir inculcando a la gente la cultura y el gusto por los aromas. “Realmente hay gente que no usaba velas y ahora no puede dejar de usarlas”.
Más que vender, Carmen Kaiser se dedica a asesorar a todo el mundo sobre los olores apropiados para decorar una casa, las velas precisas, el perfume perfecto. Ha aconsejado a la Zarzuela (a la Reina Sofía le encanta la firma Rigaud), a la familia March, ha habido épocas en las que ha orientado a Moncloa en el complejo mundo de los olores. La familia Botín es cliente habitual y, cuando estuvo viviendo en Madrid, su mejor cliente con diferencia fue el futbolista David Beckham; que encontraba en la tienda las fragancias que no podía encontrar en ningún otro sitio.
Han pasado más de veinte años desde que la familia Peña Kaiser abriera esta tienda en Madrid. En todo este tiempo, la pasión de Carmen siempre ha sido “encontrar una vela con el olor del almendro”, el aroma que a Juvenal Urbino le recordaba el destino de los amores contrariados. Y quizás por eso se les resiste; porque su esencia dura la fugacidad de una semana, pero si observan su logotipo comprenderán que esa pasión merece la pena. Porque el anagrama distintivo de Carmen Kaiser no es otro que la flor del almendro.