One

Agustín Vivancos, fundador de dommo.x y Tristana

Un emprendedor nato: "Me apasiona la creación y la puesta en marcha de ideas, no podría estar quieto o trabajando en lo mismo durante mucho tiempo.".

"De pequeño siempre me gustó ir en moto. A los 4 años me pusieron encima de una Bultaco Chispa 47cc con tres marchas. Solo quería que llegara el fin de semana. A parte de eso era un poco geek y me apasionaba la informática. Mi primer ordenador fue un commodore 64, aunque algo más mayor, con 9 o 10 años". Agustín Vivancos desde siempre fue una persona inquieta. Y hoy lo sigue siendo. Amante de su trabajo, siempre tiene tiempo para todo: "Me apasiona la creación y la puesta en marcha de ideas, no podría estar quieto o trabajando en lo mismo durante mucho tiempo. Me encantaría reinventarme a los 50 y dedicarme a otras cosas, y a los 60 volver a empezar".

Es un emprendedor nato que hoy cuenta con más de 20 años de experiencia. Desde que vio la pantalla de su primer ordenador fue surgiendo su pasión por las nuevas tecnologías, que siempre le acompañan en todos sus proyectos: "Me paso el día conectado de una u otra forma". Su carrera profesional comenzó en Procter&Gamble y después inició sus propios proyectos: "Fundé una agencia de publicidad independiente, dommo.x, que ahora está entre el top 3 de España. Acabo de montar una productora, pero mi proyecto de futuro probablemente sea una firma de moda que monté el año pasado, Tristana".

"Me encantaría reinventarme a los 50 y dedicarme a otras cosas, y a los 60 volver a empezar"

Tristana es una firma de chaquetas con posicionamiento en lujo: "De forma totalmente casual, me vi envuelto en este mundo, ya que como cliente, no encontraba productos de calidad extrema con manufactura exquisita. En realidad, la moda fue mi primer proyecto independiente, es algo que me apasiona". Tras haber trabajado en varios sectores, Agustín busca probar cosas nuevas cada día, incluso no descarta la idea de abrir una pizzería, "pero una pizzería diferente".

Es Licenciado en Administración de Empresas en Oxford, tiene un AMP por el IESE, y es un obsesionado con la formación. Ha sido jurado en los festivales de creatividad como New York Festival, El Ojo de Iberoamérica, Adstars Festival Korea y Eurobest, y entre sus proyectos más destacables están el lanzamiento del Fiat500 en más de 5 países, el lanzamiento de Tuenti Móvil, los reposicionamientos de marcas como Seguros Pelayo, Yoigo, Openbank o Cashconverters. Una larga carrera que tiene un secreto: "Para alejarme del día a día suelo salir a correr. Afortunadamente duermo muy bien y si sueño despierto, que lo hago, se relaciona con los proyectos que tengo en marcha, en cómo mejorarlos".

"Que mi hija venga corriendo a recibirme con una sonrisa cuando me escucha por la puerta, no tiene precio"

Ya no es el mismo, ya no es ese niño que probó una moto a los 4 años, o sí. Pero toda su trayectoria le ha llevado al lugar donde está hoy, lugar en el que su familia lo es todo: "La pasión por la moto la he continuado, aunque ahora tengo una niña pequeña y mi aversión al riesgo ha aumentado. Hoy juego a ser padre, muy divertido y muy agotador a la vez". Agustín se siente afortunado por estar "rodeado de cosas bonitas" y por haber sabido compaginar sus dos pasiones, su familia y su trabajo: "Tengo suerte. Viajo a ciudades maravillosas y conozco gente realmente interesante con proyectos de vida increíbles, pero llegar a casa y que mi hija venga corriendo a recibirme con una sonrisa cuando me escucha por la puerta, no tiene precio".

Toda su inspiración viene de contemplar el arte, leer mucho, ver documentales de todo tipo, probar nuevos restaurantes, escuchar música… y también de su familia: "Me suelo inspirar en mi hija de 3 años que tiene la imaginación más grande del mundo y una ocurrencia divertida tras otra". Le encanta escribir a lápiz y a la vez asegura que su teléfono es un imprescindible por ser la conexión con lo que le rodea. Y si hay un objeto que le define es un trolley weekend de Loewe que le recuerda dónde está su hogar. Y, ¿para desconectar? Lo mejor es llenar esa maleta y escaparse de fin de semana con su mujer, o soñar con perderse con ella por las calles de Madrid o París.