Steven Spielberg, Steven Allan Spielberg, fue el primer hijo - y único varón- de la pareja compuesta por Arnold, que pasó de ser un antiguo operador de radio de las Fuerzas Aéreas a un ingeniero eléctrico bien situado, y Leah, una concertista de piano relegada a las labores domésticas. Detrás suya nacieron tres hermanas que convertirían en el blanco de las bromas de aquel muchacho de imaginación desbordante y complejo de Edipo.
Una de sus mayores distracciones consistía en inventar historias para aterrorizar a sus hermanas. Él mismo era un muchacho temeroso. El miedo le estimulaba. Imaginando monstruos bajo su cama, su afición por rodar llegó muy pronto, en 1959, cuando su madre le regaló a su padre un tomavistas Kodak de 8mm. La casa se convirtió en un plató improvisado y sus padres en pacientes cómplices: nunca le dijeron que no.
De este modo, el mismo año en que cogió su primera cámara, el precoz realizador ya filmaba su primera película, un western de tres minutos rodado con la intención de recibir a cambio una insignia de los Boy Scouts. Pero el joven Spielberg era solitario y no tenía más novia que su cámara, con la que interpretaba el mundo. La noticia de la separación de sus padres no hizo sino precipitar su madurez y su conversión definitiva en cineasta. Después de ingresar en el Long Beach State College de Los Angeles -de donde saldría sin acabar los estudios de Filología Inglesa- comenzó a frecuentar los estudios Universal, a los que conseguía acceder haciéndose pasar por un empleado más.
En 1968 rodó un cortometraje de veinticinco minutos llamado Amblin, la historia de dos jóvenes que van desde el desierto hasta el Pacífico sin intercambiar palabra, y que fue premiado en los festivales de Atlanta y Venecia. Amblin supuso el impulso que Spielberg necesitaba para que apostaran por él. Le ofrecieron un contrato estable como realizador de producciones para la TV, convirtiéndose en el único director de Universal Television menor de 35 años. Durante esa época, con un reducido presupuesto y en dieciséis días rodó El diablo sobre ruedas, un auténtico título de culto.
Después fue dando forma a otras historias que le permitieron convertirse en el rey Midas del séptimo arte, títulos como Tiburón, Encuentros en la tercera fase, la saga de aventuras de Indiana Jones, E.T. el extraterrestre, la saga de Parque Jurásico, o La lista de Schindler, películas para pequeños, adolescentes y adultos, películas con su nombre, reclamo de primer orden en las taquillas de todo el mundo. Cifras indiscutibles, junto con sus cuatro Oscar, siete Globos de oro, tres BAFTA, que proceden de su talento innato para el cine y su aptitud como narrador.
Spielberg nos hizo temer a los tiburones, enamorarnos de los extraterrestres -y odiarlos también-, y nos recordó que la bondad puede existir en lo más profundo del mal, mostrándonos las caras más dulces y amargas de la guerra. Judío practicante, se le conoce como El Rey Midas de Hollywood. Spielberg es sinónimo de entretenimiento y magia. Creador de mitos, es uno de los grandes directores de la historia del cine. Aunque algunos seguirán viéndole como un hábil provocador de los gustos y apetencias del público.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Cuando crezca, sigo queriendo ser Director de cine."
- 2
"Como judío, soy consciente de la importancia de la existencia de Israel para nuestra supervivencia. Y porque estoy orgulloso de ser judío, me preocupa el crecimiento del antisemitismo y del antisionismo en el mundo."
- 3
"La gente ha olvidado cómo contar historias. Ahora ya no tienen ni un medio ni un final. Normalmente, tienen un principio que nunca para de empezar."
- 4
"Cada vez que voy al cine, es mágico, sin importar de qué trata la película."
- 5
"Por supuesto que es un crimen terrible cuando, como en Munich, se toman rehenes y son asesinados. Pero sondear los motivos de los responsables y mostrar que también son individuos con una familia y una historia no excusa lo que hicieron."
- 6
"El público tiene apetito para cualquier cosa de la imaginación, cualquier cosa que esté tan lejos de la realidad como sea creativamente posible."
- 7
"Hay una línea muy fina entre la censura, el buen gusto y la responsabilidad moral."