Siguiendo la costumbre de la baja nobleza austríaca, Robert Musil entró todavía siendo un niño en una academia militar. Sin embargo, la abandonó para licenciarse en ingeniería en el Instituto Politécnico de Brün y ampliar estudios en la Technische Hochschule en Brno y de filosofía, lógica y psicología experimental en Berlín, donde se doctoró con una tesis sobre el físico Ernst Mach.
Dos años antes había publicado su primera novela, Las tribulaciones del estudiante Törless, la narración sobre la vida de unos adolescentes en un colegio militar. El éxito de la novela, si es que esa palabra tiene algo que ver con ser conocido por un gran número de personas, se debió fundamentalmente a lo escandaloso del argumento, pues en ella Musil habla sin remilgos de la homosexualidad en las escuelas militares donde se formaban la élite del Imperio Austrohúngaro, como aquella en la que él había pasado su primera juventud. Sin embargo, la homosexualidad no es el argumento principal de la novela, sino la insuficiencia del lenguaje para expresar lo que más importa, la manifestación palpable de su pasión por el conocimiento.
Al Igual que el joven Törless, Musil vio que los problemas fundamentales del hombre, lo que más importa, no podían ser resueltos a través de la filosofía, la psicología o la lógica, así que el éxito de esta obra le animó a abandonar la que parecía una prometedora carrera en la enseñanza – había sido profesor de matemáticas y física en las universidades de Graz y Praga y de filosofía en la de Viena- para dedicarse a compaginar su trabajo como bibliotecario y editor de la revista Die neue Rundschau con la literatura.
Frutos de esa dedicación fueron dos relatos, Uniones, en los que Musil reitera que existe una dimensión de la realidad en la que el lenguaje ha perdido su centralidad como medio de aprehensión y comunicación de la experiencia humana. Musil sirvió en el ejército imperial durante la Primera Guerra Mundial y después fue funcionario civil en la nueva República de Austria, antes de dedicarse enteramente a escribir. En 1924 publicó un libro de cuentos, Tres Mujeres, obra en las que Musil da continuidad a la exploración de la psicología femenina, enfoque entonces emergente.
Pero todas sus obras, incluidos sus ensayos y artículos en los que analiza los más variados asuntos intentando desentrañar las líneas maestras que rigen el mundo, son el laboratorio en el que desde 1920, Robert Musil estaba destilando una de las obras narrativas más ambiciosas del siglo XX, la larga, panorámica e inacabada novela El hombre sin atributos.
El hombre sin atributos es el testimonio novelado del derrumbamiento del antiguo régimen, de la ruina que Europa soportó a partir de la Primera Guerra Mundial mediante una elaborada descripción de Kakania - fusión de las palabras Kaiserlich, imperial, y Königlich, real-, como imperial era Austria-Hungría. Su protagonista, Urich -el hombre sin atributos-, matemático genial, hombre de exquisita cultura y espectador irónico de la cultura vienesa de principios de siglo, pertenece a la clase alta, condenada a desaparecer. Es el testigo de la destrucción no sólo de un mundo socioeconómico, sino de una civilización multicultural, como el imperio de los Habsburgo, un conglomerado de pueblos, de razas y de lenguas que en su desmoronamiento daría lugar a buena parte de lo que es hoy Europa.
Todo eso es lo que hace de Musil uno de los más importantes narradores en lengua alemana, junto con Kafka o Thomas Mann, y también uno de los grandes escritores europeos del siglo XX.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Nos lanzamos de rodillas en el subsuelo del tiempo y creemos pertenecer al presente."
- 2
"Ahora no sé nada de enigmas. Las cosas suceden; he aquí la suprema sabiduría."
- 3
"Lo que ocurre realmente es trivial al lado de lo que puede ocurrir."
- 4
"No me interesa la explicación real de los acontecimientos reales. Tengo una pésima memoria."
- 5
"Cuando uno ama, todo es amor, aunque vaya unido al dolor y al aborrecimiento."
- 6
"Ninguna frontera tienta más al contrabando que la edad."
- 7
"Sólo los locos, los desequilibrados y los maniáticos pueden resistir largo tiempo al fuego del entusiasmo."
- 8
"Usted quiere que yo posea cualidades que no puedo tener, y hacer cosas que me son imposibles de alcanzar."
- 9
"Hoy día casi nadie lee; todos se sirven del escritor únicamente para descargar en él, de un modo perverso, los propios excedentes bajo forma de aceptación o repudio."
- 10
"Un hombre que quiere la verdad se hace científico; un hombre que quiere dar libre juego a su subjetividad se hace, posiblemente, escritor; pero, ¿Qué debe hacer un hombre que quiera algo de intermedio entre los dos?"