Nacer en una familia acomodada, hijo de un funcionario y una maestra, parecía un buen punto de partida en la vida de principios del S.XX pero para Ramón J. Sender no lo fue tanto porque su relación con su padre fue tan difícil que llego a ser, en algunos momentos, imposible. Llegó a estudiar interno en un colegio de Reus antes de que su familia se trasladara a Zaragoza; en la ciudad maña fue un alumno conflictivo y tuvo que acabar el bachillerato en Teruel. Con 17 años se manchó a Madrid a buscar vida y fortuna, leía, escribía... y dormía en un banco hasta que su padre, ejerciendo la autoridad que le permitía la ley, lo llevó de nuevo a casa.
Con 21 años ingresó en el ejército y participó en la guerra de Marruecos; a su regreso se convirtió en un periodista y escritor reputado a pesar de su juventud; siguió adelante con sus ideales políticos, cercanos al anarquismo, y por ellos dio con sus huesos en la cárcel por conjurar contra Primo de Rivera; corría el año 1927.
Cuando estalló la guerra civil ya se había casado y tenido a sus dos hijos; tomó entonces la decisión de dejar a su mujer y a sus hijos con la familia de ella porque era muy conservadora y él se unió al bando republicano. Esa decisión no fue suficiente para proteger a su familia, su mujer murió fusilada una vez resultó evidente que no iban a poder apresarlo a él, entonces se reunió con sus hijos en el sur de Francia. Viajó a Estados Unidos y a París defendiendo la causa de la república. En el 39 estuvo en un campo de concentración y, terminada la guerra, ya no regresó a España sino que se exilió en México con sus hijos. Se instaló en San Diego donde se casó de nuevo y tuvo dos hijos más, ejerció entonces como profesor de universidad además de incrementar su producción literaria hasta llegar a obtener el Premio Planeta en el 69 por su obra En la vida de Ignacio Morell.
A partir de 1976 pasó largas temporadas en España y se despidió del mundo en 1982 en San Diego, California.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"La televisión es una hija del cine que le ha salido disipada y de malas costumbres."
- 2
"La conciencia del peligro es ya la mitad de la seguridad y de la salvación."
- 3
"Si el cántaro da en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro."
- 4
"Sin risa y sin llanto la vida no tendría sentido."
- 5
"No hay que dejar que la vida juegue con nosotros. Hay que adelantarse a jugar con la vida."
- 6
"Sin risa y sin llanto la vida no tendría sentido."
