Desde su nacimiento estuvo predestinado a no ser él, sino más bien otro. Otro al que nunca nadie conoció. Tampoco él sabía quién era. Ni permitió que le conocieran. Peter, el hijo de Peg y Bill Sellers, ocultó siempre su identidad bajo una máscara, la del cómico Peter Sellers. Peter Richard Henry para ser más exactos, en recuerdo del primer hijo de aquella pareja de comicuchos, que murió recién nacido. Su madre soñaba con que algún día su pequeño llegara a ser un gran actor, pero tal ambición hizo del Peter un muchacho maleducado y consentido.
Peter Sellers pasó su infancia de teatro en teatro y de escuela en escuela, hasta que llegó por unos meses a la escuela St. Aloysius, donde aprendió a tocar la batería y el ukelele, además de asistir a unas cuantas clases de teatro. Creció solo, imitando caras, voces y acentos. Para dejar de ser él, se convirtió en muchos. Entretener fue la misión que le encomendaron cuando se alistó con 18 años en la RAF durante la Segunda Guerra Mundial.
De vuelta a la vida civil, el actor británico entró, con mucho esfuerzo y alguna que otra artimaña, en el programa Crasy People, y de ahí saltó al cine, debutando con Sir Alec Guinnes en El quinteto de la muerte. Obtuvo un sonado éxito con Un golpe de gracia, que le abrió las puertas para alternar con nada más y nada menos que con Sofía Loren en La millonaria. Comenzaban los años sesenta.
Muy a menudo, a Peter Sellers se le calificaba como el hombre de las mil caras, alias que hacía alusión a su enorme facilidad para lograr las más diversas caracterizaciones: en Bienvenido, Mr. Chance fue un estúpido jardinero que conseguía engañar a muchos haciéndoles creer que era un gran político; en El guateque encarnó a un patoso capaz de arruinar la fiesta más sonada de Hollywood; a veces, ese propósito lo conseguía en una misma película, antiguo militar nazi, presidente de Estados Unidos y mayor británico en Teléfono rojo, ¿volamos hacia Moscú?. Y siempre será recordado por su papel de inspector Clouseau, el imbécil policía francés de las cinco películas de La pantera rosa.
El humor inglés no sería lo mismo sin Peter Sellers, un tipo que decía no tener más sentido del humor que el que mostraba cuando estaba trabajando. Fue el intérprete perfecto, una máquina de hacer reír que dio vida a toda una galería de tipos en las 55 películas que rodó en 30 años de carrera cinematográfica. Mil personajes entre los que reconoció haberse perdido a si mismo mientras nos reíamos, y nos reímos! viéndole actuar; nos dejó pronto porque le falló el corazón pero su legado es inmenso porque Peter Sellers es, por encima de todo, la risa.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"No hay un yo. No existo. Solía haber un yo pero lo he extirpado quirúrgicamente."
- 2
"Si me piedes que me interprete a mi mismo, no sabría qué hacer. No sé quién o qué soy."
- 3
"Algunas formas de la realidad son tan horribles que nos negamos a afrontarlas, a no ser que nos atrapen en una comedia. Etiquetar cualquier asunto inapropiado en una comedia es admitir la derrota."
- 4
"Las mujeres son más difíciles que los hombres. Es por sus mentes."
- 5
"Caballeros, no pueden pelear aquí! Esta es la habitación de la guerra!!"
- 6
"Cuando has sido asesinado tantas veces como yo, te acostumbras."