El interés de los artistas por viajar a tierras lejanas surgió a finales del siglo XVIII, fruto de la pasión ilustrada por la aventura y la curiosidad por conocer. Después de un siglo de este tipo de viajes iniciáticos, el creciente escepticismo en la sociedad de finales del siglo XIX –el siglo, entre otros, de las grandes utopías libertarias- provocó el irreprimible deseo de iniciar un viaje interior para reencontrarse con uno mismo. Ese sentimiento excitó el deseo de viajar a paraísos lejanos con la esperanza de encontrar la salvación. Ningún pintor personifica esta tendencia como Paul Gauguin.
Paul Gauguin era hijo de un periodista francés y un ama de casa peruana que tuvieron que huir a América después del golpe de Estado de Napoleón III en 1851. un viaje durante el que se quedó huérfano de padre y la madre se vio obligada a recurrir a la generosidad de unos parientes que vivían en Lima. Vendrían después su vuelta a Francia, donde fue marino, su éxito como corredor de bolsa, su matrimonio con la danesa Mette Gad y sus cinco hijos, su inmersión en el impresionismo y la posterior debacle de su cómodo nido familiar y profesional tras el desastre de la economía.
Tanto le fascinaba la pintura que en la primera exposición impresionista (1874) gastó 17.000 francos en obras de Monet, Manet, Sisley, Guillaumin Renoir y Pissarro. Fue precisamente Pissarro quien le animó a pintar, de modo que 1883 dejó el banco para dedicarse. Se mudó a Rouen, donde la vida no era tan cara; poco después se marchó a Dinamarca, donde estaba su mujer con los hijos. Después volvió a Francia, a Pont- Aven, en Bretaña, centro neurálgico de un pequeño grupo de pintores caracterizados por su actitud de experimentación permanente y su búsqueda de una temática exótica.
Después de una época llena de miserias y deudas, y forzado a vender su colección, se traslada a Tahití, donde pasará el resto de su vida. Una evasión de la sociedad de su época entre gentes no corrompidas por el progreso, donde la autenticidad e ingenuidad primitiva harían florecer su pintura. Acabó con graves problemas de salud y encarcelado por ponerse de parte de los indígenas contra los colonizadores franceses. Cuando murió, en 1903, no había conseguido el reconocimiento de la crítica. Fue después de muerto, cuando el reconocimiento se extendió por Francia y toda Europa y los artistas de todo el mundo elogiaron y se inspiraron en su obra.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"El arte es plagio o revolución."
- 2
"El arte no reproduce lo visible. Lo hace visible."
- 3
"La vida es lo que es, uno sueña con vengarse."
- 4
"¿Cómo ve este árbol? ¿Es verde? ... No tenga miedo en pintarlo tan verde como sea posible."
- 5
"Sólo quiero crear un arte sencillo. Para ello necesito empaparme de una naturaleza virgen, no ver nada más que salvajes."
- 6
"Un crítico es alguien que se mete con algo que es de su incumbencia."
- 7
"He querido establecer el derecho de atreverme a todo."