No existen datos fidedignos sobre la fecha de nacimiento de Jean-Baptiste Poquelin, Molière, aunque se tiene la certeza de que fue bautizado el 15 de enero de 1622, siendo esta fecha la que se toma por su cumpleaños. Nacido en una familia de la alta burguesía parisina, de padre tapicero y ayuda de cámara del rey Luis XIII, recibió una esmerada educación en el colegio jesuita de Clermont, donde se relacionó con los que más tarde serían importantes personajes de la nobleza y la alta burguesía. Durante su estancia en el colegio siempre demostró su fascinación por el teatro, acudiendo con frecuencia a representaciones populares, donde tomó contacto con el lenguaje cómico y subido de tono del pueblo. Al terminar la etapa escolar, su padre lo envió a estudiar Derecho en la Universidad de Orleans para asegurar a su hijo la continuidad de su cargo en la corte. Mientras sacaba la licenciatura frecuentaba las tertulias más libertinas de la ciudad y tomaba contacto con los autores clásicos grecolatinos. Un solo año le duró su cargo en la corte.
Con 21 años renunció a la seguridad cortesana para dedicarse en cuerpo y alma al teatro con los Béjart, una compañía familiar de actores profesionales de dudosa reputación que recorría Francia ofreciendo improvisadas representaciones. Al poco tiempo inició una relación con Madeleine Béjart, con la que fundó la compañía Illustre-Théetre para realizar espectáculos más elaborados que pudiesen representarse en los teatros de París. Es cuando adopta el seudónimo de Molière para no dañar con su vocación poco recomendable de comediante el buen nombre de la familia Poquelin. La aventura fracasó y acabó dando con los huesos en la cárcel, pero al salir de prisión no dudó en comenzar una nueva gira con los Béjart por el sur de Francia, acabando en Montpellier donde se reencontró con un antiguo compañero de Clermont, el muy poderoso príncipe de Conti. A su amparo permaneció tres años, que aprovechó para familiarizarse con la commedia dell’arte italiana y llevar a escena sus primeras obras.
Con ellas regresa a París por mediación del Duque de Orleans, único hermano de Luis XIV, quien queda tan encantado con las representaciones que le cede el teatro Palais-Royal, además de hacer al comediante su confidente y amigo. Durante los años posteriores escribiría y representaría algunas de las obras que pasarán a ser referencia del teatro universal, La escuela de mujeres, El médico a la fuerza, Tartufo, Don Juan, El misántropo, EI médico a palos, EI avaro, El burgués gentilhombre, Las mujeres sabias… El 10 de febrero de 1663 estrenaría El enfermo imaginario. Una semana más tarde, mientras representaba el papel protagonista, sufrió un ataque de tos, muriendo unas horas más tarde. Por su condición de cómico, no se le administró la extremaunción. Sólo la intervención del rey logró su inhumación en un cementerio católico, de noche, sin oraciones ni cortejos. Su epitafio demuestra el sentido del humor y del espectáculo de uno de los mejores comediógrafos de la literatura occidental, Aquí yace Moliere, el rey de los actores. En este momento hace de muerto, y de verdad que lo hace bien.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Todos los hombres se parecen por sus palabras; solamente las obras evidencian que no son iguales."
- 2
"La hipocresía es el colmo de todas las maldades."
- 3
"Ningún hombre es tan bueno, que, al ser expuesto a las acciones de la ley, no sería condenado a la horca por lo menos diez veces."
- 4
"La felicidad ininterrumpida aburre: debe tener alternativas."
- 5
"La belleza del rostro es frágil, es una flor pasajera, pero la belleza del alma es firme y segura."
- 6
"La serena razón huye de todo extremismo y anhela la prudencia moderada."
- 7
"Prefiero un vicio tolerante a una virtud obstinada."
- 8
"No hay cosa más censurable que un amigo que no sea sincero."
- 9
"Esforcémonos en vivir con decencia y dejemos a los murmuradores que digan lo que les plazca."