Efemérides

Mary Ann Evans, escritora, alias George Eliot

Mary Ann Evans, la escritora que se escondía tras el seudónimo George Eliot, nació en Nuneaton, Warwickshire, el 22 de noviembre de 1819.

Cabe que como Mary Ann Evans no la reconozcas, que su nombre no signifique nada para ti ni lo encuentres entre los autores que un día leíste o de los que un día te hablaron; y es que Mary Ann Evans consideraba que su obra era más importante que ella misma, tanto que se negó a que su condición de mujer pudiera suponer un hándicap para publicar y para ser vista como algo más que una escritora romántica, esa fue la razón por la que eligió un nombre masculino y firmó con él todas sus obras. Mary Ann Evans es George Elitot y George Eliot es, en realidad, Mary Ann Evans.

Esta escritora británica fue una mujer atípica en su tiempo tanto por lo que a su vida personal se refiere como por su obra, corría la época victoriana pero George Eliot escapaba de ella y es considerada a día de hoy como la precursora de la novela moderna, tanto es así que incluso en su tiempo contó con admiradores literarios de la talla de Marcel Proust.

Nació en una familia acomodada y asistió a la escuela hasta la muerte de su madre; entonces ante la enfermedad de su padre y el matrimonio de su hermana mayor, regresó a casa y se hizo cargo del patrimonio familiar; cuando muere su padre viaja a Europa durante dos años y visita países como Suiza e Italia, éste último le servirá de inspiración para alguna de sus obras.

Sabía latín, griego y alemán, hizo traducciones, escribió relatos y novelas, también poesía (aunque en este ámbito literario no tiene tan buena consideración como en el de la prosa); publicó algunas de sus novelas por entregas en revistas y llegó a trabajar como editora.

Ocultar su identidad bajo un nombre masculino no fue cobardía ni mucho menos miedo, George Eliot era inteligente y, en cierto modo, sutil ¿para qué sumar dificultades al difícil oficio del escritor si con un nombre postizo podía aligerarlas? Buena cuenta de su carácter dan sus dudas de fe y el hecho de que pasara parte de su vida conviviendo con el que fue su gran amor, el periodista George H. Lewes, un hombre casado... con otra.

Su obra no es extensa en cuanto número de trabajos pero sí de notable interés, su legado consta de siete novelas y entre ellas cabe destacar la que pasa por ser su obra de cabecera, Middelmarch, también las Escenas de la vida clerical en la que salen a relucir sus dudas de fe (se trata de una recopilación de relatos que se publicaron primero en revistas) y El molino de Floss.

Algunas de sus frases célebres

  • 1

    "Nunca es demasiado tarde para ser lo que debiste haber sido."

    It is never too late to be what you might have been.

  • 2

    "La crueldad, como cualquier otro vicio, no requiere de ningún motivo fuera de sí misma; sólo necesita una oportunidad."

    Cruelty, like every other vice, requires no motive outside of itself; it only requires opportunity.

  • 3

    "Nunca lloverán rosas: cuando queremos tener más rosas debemos plantar más árboles."

    It will never rain roses: when we want to have more roses we must plant more trees.

  • 4

    "El único fracaso que debemos temer es no abrazarnos a los mejores propósitos."

    The only failure one should fear, is not hugging to the purpose they see as best.

  • 5

    "Nuestros hechos nos determinan del mismo modo que nosotros determinamos nuestros hechos."

    Our deeds determine us, as much as we determine our deeds.

  • 6

    "Las grandes cosas no se hacen por impulso sino que son una serie de pequeñas cosas juntas."

    Great things are not done by impulse, but by a series of small things brought together.

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