El 2 de diciembre de 1923, vino al mundo en un hospital de la Quinta Avenida de Nueva York una niña morena y gordinflona. Pero su madre, decepcionada convencida de que traía al mundo a un niño que sustituiría a aquel que ese mismo año había fallecido con tres años de edad, la rechazó. La relación entre aquella madre y su hija, a la que no quiso dar un nombre, sería tan conflictiva como lo fue en sus primeros meses de vida. A los tres años la pequeña sería bautizada como Cecilia Sophia Anna Maria Kalogeropoulos, María Callas para el mundo del arte, la Divina, conocida por todos, excesiva, desmesurada y polémica, admirada, odiada, elogiada, difamada, imitada, envidiada, idealizada, estudiada y recordada cantante, la gran diva de la ópera. Para muchos, la mejor.
Muy pronto su madre descubrió que aquella niña fea, introvertida y acomplejada por el peso tenía una maravillosa voz y al cumplir diez años, comenzó a recibir una concienzuda educación musical que le impedía disfrutar de su infancia. Pero comprendió que con aquel aspecto debía sacrificarse para convertirse en alguien a la que no admiraran por su físico, si no por su voz inigualable. Con trece años, su madre decidió que regresaba a Grecia con sus hijas, y María consiguió una beca canto en el Conservatorio Nacional de Atenas, donde encontró a la que sería su maestra, la soprano española Elvira de Hidalgo de la que aprendió todo un universo romántico, patético y áulico que le permitiría abordar el difícil repertorio operístico del primer tercio del siglo XIX. Al volver a Estados Unidos, inmediatamente la contratan para representar los papeles típicos de una soprano dramática, La Gioconda, Isolda, Turandot, Aida, Brünnhilde, Medea, La Vestale, La Sonámbula, Ana Bolena, La Traviata, Lucia di Lamermoor, Tosca, Norma... Ahí radica la gran importancia de María Callas en la historia de la ópera, el haber recuperado un tipo de cantante dramática desaparecida desde la primera parte del siglo XIX, actualizándola a los tiempos modernos.
La historia de la mayor diva de la ópera del siglo XX, fue tan trágica y apasionada como la de las heroínas que encarnó. Como ellas sufrió los celos, el rechazo, el amor intenso, la culpa y el abandono y probablemente por eso pudo meterse en la piel de Norma, Lucia o Violeta de manera tan sublime. Los escenarios griegos, italianos, ingleses y americanos se rindieron a su talento y fue capaz, incluso, de convertir una sonora pitada por el declive de su voz en una ovación incontestable tan solo con un gesto, su actitud desafiante y su honestidad desnuda. Y es que público que la admiraba contemplaba cómo su vida privada marcada por el sufrimiento se convertía en un espectáculo. Más aún desde que aquella cantante gorda y poco atractiva, perseguida por los paparazzi y traicionada por su mezquino marido y agente artístico, Giovanni Battista Meneghini, se transformó en una mujer escultural y deslumbrante que cautivó a Aristóteles Onassis. Su turbulenta relación con el multimillonario griego, que también la abandonó años más tarde para rendir su corazón a Jacky Kennedy, sus abruptas cancelaciones, sus salidas de tono, sus altercados, sus enfermedades y su temprana muerte forman parte de la leyenda de una artista poseedora de una técnica y una voz deslumbrantes. Aunque esto quizás sea ya lo que menos importa. Es su vida la que estuvo a la altura de las tragedias griegas que la convirtieron en un mito.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Mi madre decidió que yo estaba preparada para cantar, aunque entonces solo tuviera cuatro años y yo lo detestara."
- 2
"No quiero cantar, quiero vivir."
- 3
"El amor es mucho mejor cuando no estás casado."
- 4
"Las mujeres no son colegas de los hombres, por eso debemos hacernos indispensables. En todo caso tenemos el arma más poderosa en nuestras manos sólo por el hecho de ser mujeres."
- 5
"No me hables acerca de reglas, querido. Esté donde esté, yo hago las malditas reglas."
- 6
"Hay una diferencia entre los buenos y los grandes profesores: los buenos sacan lo mejor del alumno medio, los grandes prevén dónde puede llegar el alumno."
- 7
"Naces artista o no. Y permaneces artista incluso si tu voz ya no es como los fuegos artificiales. El artista está siempre ahí."
- 8
"No soy un ángel ni lo pretendo. No es uno de mis papeles. Pero tampoco soy un demonio. Soy una mujer y una artista seria y así es como me gustaría ser juzgada."
- 9
"Hay gente que ha nacido para ser feliz y gente que ha nacido para ser infeliz. Simplemente no he tenido suerte en el amor. Muchas veces me pregunto porqué."
- 10
"Sobre el escenario, estoy en la oscuridad."
- 11
"No necesito el dinero, querido. Trabajo por el arte."