Efemérides

Louis Vuitton, el más famoso maletero que en el mundo ha sido

El fundador de la mayor firma de lujo del mundo nació el 4 de agosto de 1821 en una pequeña aldea del este de Francia.

Si hay un nombre que ha perdido todo atisbo de la personalidad que un día lo llevó, para convertise en una marca por encima de todas las marcas, ese es, sin duda, Louis Vuitton; actualmente nadie piensa en un joven artesano francés cuando ve el famoso print monogram ni las elegantes boutiques del grupo LVMH, el hombre forma ya parte del pasado y su nombre es mundial y eternamente conocido. Pero lo cierto es que hubo un tiempo en el que Louis Vuitton no era más que el nombre del hijo de un granjero y una sombrerera francesa. Y es que los antepasados de nuestro agasajado hoy, en el día de su aniversario, eran carpinteros, agricultores y sombrereros. Se trata de un hombre cuyos hechos hablan por él y lo definen.

Louis Vuitton, el hombre, nació en una aldea del este de Francia -Anchay- y allí pasó su infancia; contaba 10 años cuando falleció su madre y 13 cuando, un buen día de primavera, echó a andar camino de París. Viajaba solo trabajando por comida y por un alojamiento, fue una aventura que duró 2 años, el tiempo que tardó en llegar a la capital francesa.

Ya en París comenzó a trabajar como aprendiz en el taller de un artesano dedicado a la confección de cajas; fue en aquel taller donde se fraguó la primera fama y el gran futuro de Louis Vuitton, un éxito que no llegó sin el justo golpe de suerte: Napoleón III se proclamó Emperador de Francia, lo que otorgó a su mujer -la española Eugenia de Montijo- el título de Emperatriz; fue ella quien designó a Louis Vuitton como responsable de sus equipajes, ocupación ésta que dio acceso al joven artesano a toda una élite social a la que difícilmente hubiera llegado solo desde un pequeño taller de París.

En 1854 se enamoró locamente de Clemence-Emilie Parriaux; cuentan -concretamente lo contó su bisnieto- que Vuitton se quitó, en un abrir y cerrar de ojos, su atuendo de artesano y se vistió como la clase alta de París a la que tan bien conocía, dicen también que no resultó cosa fácil pues su estructura física, especialmente su anchura de hombros, superaba notablemente a la de la elegante nobleza y burguesía francesa. Se casaron ese mismo año y, antes de que tocara a su fin, Vuitton abandonaba el taller en el que había comenzado como aprendiz para abrir el suyo propio, un lugar en el que pudo poner en práctica todas las ideas que tenía acerca del mejor modo organizar el equipaje.

Cuatro años después Vuitton estrenaba su primer baúl y, aunque él no lo sabía, comenzaba su leyenda; el buen artesano que era Louis Vuitton pensó en la funcionalidad que debían tener las cajas cuyo objetivo era proteger los objetos más preciados durante un largo viaje, pensó en la importancia de que fuesen más ligeros y duraderos y también en la importancia de que fuesen fáciles de apilar para el transporte; por eso diseñó sus primeros baúles rectangulares. En 1859 a Louis Vuitton le resultaba imposible atender a la demanda de sus baúles desde su taller de París y abrió uno nuevo y más grande en Asnieres. Por aquel entonces Vuitton ya no recibía encargos sólo de la realeza francesa sino de otras partes de Europa e incluso del mundo.

En 1870 llegó el desastre, más de un año de guerra civil que acabaron con el negocio de Vuitton, para cuando el célebre artesano pudo regresar a Asnieres descubrió su taller completamente destruído. Pero Vuitton era un apasionado por su propia artesanía y un tipo perseverante donde los haya; buscó una nueva ubicación -en la zona noble de París- y resurgió de sus cenizas cual Áve Fenix o incluso mejor porque fue ese segundo comienzo el que le marcó la senda del lujo y la exclusividad, fue el verdadero comienzo del Louis Vuitton -la marca- que hoy conocemos.

Louis Vuitton pasó los últimos 20 años de su vida en este taller de París, recreándose en sus equipajes, innovando y posicionando su marca como símbolo del lujo más sofisticado; murió a la edad de 70 años pero su nombre no se fue con él, se convirtió en la marca que es hoy gracias en cierta medida a los Vuitton que vinieron después, especialmente su hijo Georges que fue el creador del famoso print monogram, símbolo incuestionable de esta icónica firma francesa.

Louis Vuitton es hoy más una firma de lujo que un hombre pero lo es, indudablemente, por lo excepcional que fue el hombre antes de la marca.

Algunas de sus frases célebres

  • 1

    "Perseverante."

    La primera muestra que tenemos de su perseverancia fue su empeño en llegar a París desde su aldea natal, a 470 kilómetros de la capital. Tardó 2 años en recorrer esa distancia solo y a pie, pagando sus comidas y alojamientos haciendo todo tipo de trabajos.

  • 2

    "Trabajador."

    Demostró su capacidad de esfuerzo en el taller en el que comenzó como aprendiz y se convirtió, todavía allí, en el favorito de la Emperatriz de Francia para ocuparse de sus equipajes.

  • 3

    "Creativo."

    Revolucionó el mundo del transporte de equipajes al diseñarlos pensando en su funcionalidad: lo más ligeros posible, resistentes al agua y los golpes y fáciles de apilar. Así nacen sus baúles.

  • 4

    "Apasionado."

    Sirva este cartel publicitario de Louis Vuitton para ilustrar su pasión... la que sintió al enamorarse, que lo empujó a deshacerse de sus prendas de artesano y vestirse como la aristocracia y burguesía francesa. Se casó ese mismo año.

  • 5

    "Emprendedor."

    Su pequeño taller de París se quedó pequeño para atender la gran demanda que generaban sus baúles en la clase aristocrática francesa y de otros países del mundo y Louis no lo dudó, trasladó su vida y su trabajo a Asnieres y refundó su taller.

  • 6

    "Inasequible al desaliento."

    Este taller marca el renacer de Louis Vuitton como lo que es hoy, una gran firma asociada al lujo. Al descubrir que la guerra había destruído su taller de Asnieres, Vuitton buscó una localización privilegiada en el nuevo París y comenzó de nuevo.

  • 7

    "Pragmático."

    La Cerradura Tumbler fue una de las últimas innovaciones de Louis Vuitton, ya junto a su hijo George, quien finalmente patentó este cierre y retó a Hudini a escapar de un baúl Vuitton así cerrado. El mago no aceptó.

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