Si hay una época que denominamos Siglo de Oro por lo mucho y bueno que se escribió en lengua castellana, es debido a la coincidencia en el tiempo de un ramillete de autores incuestionables como Góngora, Quevedo o Cervantes; entre ellos estaba también Lope de Vega, quien nació en Madrid un 25 de noviembre, el de 1562, en el seno de una familia humilde de origen cántabro.
La contemporaneidad de sus obras teatrales -dicen que en número superior a 1800- hacen que éstas sigan representándose hoy del mismo modo que se siguen leyendo sus sonetos -más de 3000- y sus novelas -unas 7-. Y es que Lope de Vega es un autor universal, uno de esos cuya obra permanece más allá del tiempo.
Amigo del conceptista Quevedo, por lo tanto, enemigo del culteranista Góngora, y rival eterno de Cervantes, quien no dudó en llamarlo Fénix de los ingenios, Poeta del cielo y de la tierra y Monstruo de la Naturaleza, es una de las plumas esenciales de nuestra literatura que hizo notar su talento desde niño; con 5 años Lope leía perfectamente en latín y castellano, también componía versos, y a los 12 ya escríbía comedias.
Su talento le supuso recibir apoyo económico en sus estudios pero, debido a su inquietud y su tendencia al libertinaje, perdió tal sustento y no llegó a titularse ni tan siquiera en bachiller; trabajó como secretario para ganarse la vida y finalmente decide alistarse en la marina; tras su escaramuza guerrera vuelve a sus estudios de gramática y a su trabajo como secretario aunque las aventuras amorosas lo despitan, especialmente cuando se enamora de una mujer casada, Elena Osorio. Dejó constancia de su desengaño amoroso con Elena en comedias y sonetos (más tarde en una novela), lo que le supuso su paso por la cárcel primero y un destierro de 8 años después.
Buena muestra de lo libertino y apasionado que era Lope de Vega la tenemos recogida en sus romances e hijos, tanto legítimos como ilegítimos; su primer matrimonio, tras la desilusión de elena Osorio, fue con Isabel de Urbina a la que secuestró (con su consentimiento) para burlar una más que posible negativa de la familia de la joven a aquel matrimonio; con ella tuvo dos hijas. Sólo se casaría una vez más, con Isabel de Guardo, con la que tendría 4 hijos. Claro que hasta ahí va una descendencia de 6 y Lope tuvo 15 hijos de los que se tenga constancia, 5 de ellos los tuvo con la actriz Micaela Luján con quien mantuvo un romance durante más de diez años, aunque nunca se casaron.
Gran parte de la culpa de la extensa obra de Lope la tiene precisamente su vida porque sostener no una familia sino un ramillete de ellas junto a sus correspondientes hijos legítimos e ilegítimos lo obligaba a trabajar sin descanso, de hecho fue el primer escritor español en litigar en defensa de sus derechos de autor, no podía permitirse perder ni un rédito de su obra.
En 1614, tras la muerte de uno de sus hijos y de sus segunda esposa, sufre una profunda crisis y se ordena sacerdote, una decisión que había rechazado en su juventud por su tedencia a los amoríos.
A pesar de que combinó su sacerdocio con nuevos amoríos e incluso algún hijo más, sus últimos años estuvieron salpicados de nuevas desgracias como la muerte de uno de sus hijos ahogado o la de una de sus últimas amantes (y madre de sus hijos menores), Marta Nevares, loca y ciega.
Para cuando se despidió del mundo en 1635, su nombre era ya célebre y la frase 'Es de Lope' era sinómo de 'Es magnífico'.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Lo que cuenta no es mañana, sino hoy. Hoy estamos aquí, mañana tal vez, nos hayamos marchado."
- 2
"Pero con una cosa me contento; que aunque pueda quitarme la esperanza, no me puede quitar el pensamiento"
- 3
"Si humor gastar pudiera, con más salud sospecho que viviera"
- 4
"A los que no la pueden gozar, pésales que haya hermosura"
- 5
"La raíz de todas las pasiones es el amor. De él nace la tristeza, el gozo, la alegría y la desesperación"
- 6
"El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida."
- 7
"Los celos son hijos del amor, mas son bastardos, te confieso."
- 8
"Darme quiero a entender sin decir nada. Entiéndame quien pueda; yo me entiendo."
- 9
"No sé la razón de la sinrazón que a mi razón aqueja."
- 10
"No hay en el mundo palabras tan eficaces ni oradores tan elocuentes como las lágrimas."