Leopoldo García-Alas y Ureña, Clarín, nació en Zamora -me nacieron en Zamora, decía él- , donde su familia asturiana se había trasladado cuando su padre fue nombrado gobernador de la ciudad. Su infancia y juventud transcurrieron ya en Oviedo, en cuya universidad estudió la carrera de Derecho.
En 1882 obtuvo la cátedra de Economía Política y Estadística en la Universidad de Zaragoza, y, al año siguiente, regresó a Oviedo como catedrático de Derecho Romano. Más tarde se ocupó también de la cátedra de Derecho Natural de la Universidad de Oviedo.
Pero más que por ejercer la docencia y la política -por la que comenzó a interesarse después de la revolución de 1868-, lo que dio mayor popularidad a Leopoldo Alas fue su actividad como enorme y temible crítico literario en los periódicos El Solfeo, El Imparcial, El Globo, La Ilustación Española y Americana, de Madrid, y en La Publicidad y La Ilustación Ibérica, de Barcelona. Desde su primer artículo, Clarín –apelativo que viene de claro, por lo clarito que decía las cosas- empezó a gozar de una gran popularidad.
De ideas republicanas que mantendría durante toda su vida e influido por el krausismo, con los más de dos mil artículos escritos ganó numerosos enemigos, entre los que se contaban escritores, políticos o críticos de su época como Emilia Pardo Bazán, Navarro Ledesma, Pompeyo Gener o Francisco de Borja Queipo de Llano, conde de Toreno, ministro de Instrucción Pública que desposeyó a Clarín de una de sus cátedras ganadas por oposición por culpa de uno de esos artículos.
En 1885, una editorial de Barcelona publicó su célebre novela La Regenta, la mejor novela de la literatura española de todos los tiempos -después de El Quijote-, y la mejor novela en castellano del siglo XIX. Sin embargo, temido, odiado y combatido en vida, su obra fue olvidada tras su muerte. Incluso en los años cuarenta, cuando el naturalismo y el realismo de escritores como Benito Pérez Galdós vio rebrotar su popularidad, la obra del escritor más complejo y más culto del siglo XIX era vetada.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"El orgullo es una pasión de los dioses; pero de los dioses falsos."
- 2
"Cabe tanto mal en el espíritu humano, que cabe esta contradicción: la envidia y el desprecio."
- 3
"En las federaciones de la amistad suele haber un pacto tácito, el de la igualdad de ingenio y de fortuna. El que brilla más, el que sube más, está fuera del pacto; se le declara la guerra."
- 4
"La buena crianza nos exige que no hablemos a las personas de lo que no entienden, de lo que no les interesa; que no aburramos al prójimo con las preocupaciones de nuestro egoísmo haciéndole prestar atención a nuestras gracias, aventuras y milagros."
- 5
"Más que a España, amo yo al mundo, y más que a mi tiempo, a toda la historia de esta pobre, interesante humanidad, que viene de las tinieblas y se esfuerza, incansable, por llegar a la luz."
- 6
"Mucho más grande que no admirar nada es no despreciar nada."
