Efemérides

Leonard Cohen, el viejo trovador

Nació en Montreal, Canadá, el 21 de septiembre de 1934.

Leonard nació en una familia judía acomodada de Montreal hace ochenta y dos años. Cuando contaba solo nueve años, falleció su padre, convirtiéndose en el objeto absoluto de la frustración de su madre, con quien nunca mantendría una buena relación. Su infancia y juventud se repartieron entre una escuela hebraica y la Universidad McGill, al tiempo que descubría la poesía de Federico García Lorca y compraba una guitarra para tocarla gracias a un joven español que conoció en un parque. Muchos años después, Cohen recordaría a ese joven en la entrega del premio Príncipe de Asturias de las Letras 2011, porque al poco de conocerlo se quitó la vida. Un joven al que conoció unos cuantos días, con el que sólo se comunicaba con unas cuantas palabras en francés. Pero que le enseñó los seis acordes que han constituido la base de todas sus canciones.

Con veintiún años publica su primer libro de poesía, Comparemos mitologías, dedicado a su padre. Después vendrían varios poemarios más, como Parásitos del paraíso o Flores para Hitler, cuya dedicatoria, A la generación de Dachau, termina por deteriorar las ya por entonces no muy buenas relaciones con su madre y con la ortodoxa autoridad judía de Montreal. Entonces decide marcharse a la Universidad de Columbia, donde obtiene una beca para viajar por toda Europa. Vive varios años de forma austera en la isla griega de Hidra, donde comparte su vida con Marianne Jensen y su hijo Axel. Ya por entonces, Cohen era un poeta reconocido en Canadá y un novelista de culto underground, pero quería formar parte de la contracultura y se dirigió adonde debía. Siempre impecable, con su voz grave y su temática desgarrada, hacia el 66 comienza a frecuentar los clubs del neoyorquino Greenwich Village. Su primer álbum, Songs of Leonard Cohen, lo sitúa de inmediato entre los primeros cantautores del momento. Sin embargo, el abuso del alcohol y las drogas lo sumieron durante años en una constante depresión que le impidió disfrutar del éxito. Sólo algunos iniciados supieron descubrir la belleza de su voz monótona y profunda, y sus serenas letanías de letras afectadas por el enigma, la espiritualidad, el paso del tiempo, y la rebeldía ante un mundo inicuo. Los ochenta fueron los peores años. En el mercado anglosajón, Cohen comenzó a ser considerado una caricatura para blandos. Si su voz grave, la temática de sus canciones, y su look serio sobrevivieron, fue gracias al público europeo, el único que aceptaba su excepcionalidad.

En 1993, tras despedirse del mundo de la música, Cohen se recluyó en el monasterio de Mount Baldy de Los Ángeles, para cuidar de Roshi, un anciano monje japonés. En 1999, ya rebautizado como Jikan, abandonó para viajar a la India donde permanece seis años. Hasta que se dio cuenta que su cuenta corriente había sido saqueada por su representante y tuvo que volver a pisar los escenarios. A una edad en la que otros disfrutan de la jubilación, Cohen volvió con la misma voz grave para cantar lo mismo, aunque ahora convertido en imaginario sentimental del mundo: el enigma, la espiritualidad, el paso del tiempo, y la rebeldía ante un mundo inicuo. Pero hoy nadie discute su excepcionalidad, la de un judío atípico, mujeriego, bohemio e iconoclasta que un buen día a principio de los sesenta abandonó Montreal. En 2011, Cohen fue galardonado con el premio Príncipe de Asturias de las Letras, el reconocimiento definitivo hacia unos poemas y unas canciones que han influido profundamente en tres generaciones.

Algunas de sus frases célebres

  • 1

    "Aunque estoy convencido de que nada cambia, para mí es importante actuar como si no lo supiera."

  • 2

    "El amor no tiene cura, pero es la única cura para todos los males."

  • 3

    "Uno nunca se libera de su propia estupidez."

  • 4

    "No hay que ser pesimista ni tener esperanza."

  • 5

    "No estoy en un escaparate, con el caviar en un lado y la heroína en otro."

  • 6

    "Para verme hoy como un seductor de damas necesito una gran cantidad de sentido del humor."

  • 7

    "No entiendo bien el proceso de reencarnación pero no me gustaría convertirme en el perro de mi hija."

  • 8

    "El éxito es sobrevivir: ésa es una definición suficientemente buena para mí."

  • 9

    "Aparte de fregar los platos, sólo sé hacer música."

  • 10

    "Si volviera a nacer sería cantaor de flamenco."

  • 11

    "La meditación es un buen sistema para encontrar un hilo que seguir, puesto que todos estamos perdidos."

  • 12

    "Con el poder mantenemos una relación ambigua: sabemos que si no existiera autoridad nos comeríamos unos a otros, pero nos gusta pensar que, si no existieran los gobiernos, los hombres se abrazarían."

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