De padre uruguayo, madre brasileña de familia de esclavistas y un apellido que suena a italiano pero de origen más bien irlandés, desde sus primeros años, según contaba el mismo Onetti, empezó a mentir, a contar aventuras que nunca habían ocurrido ni ocurrirán. Ahí es donde dice que nació el escritor, mintiendo. Dejando a un lado su Diario lleno de mentiras, su labor literaria comenzó en Buenos Aires, ciudad a donde iba y venía. Allí colaboró en los diarios La Prensa y La Nación y fue corresponsal de la agencia Reuters. En 1935 escribió Los niños en el bosque y Tiempo de abrazar, que no se publicaron hasta casi cuarenta años después. En 1939 publica su primer libro, El Pozo, y es nombrado secretario de redacción del semanario Marcha. En 1940 publica en el diario La Nación de Buenos Aires su primer cuento relevante, Un sueño realizado, al que sigue una extensa lista de publicaciones, formada entre otros por Tierra de nadie, Para esta noche, La vida breve, Los adioses - novela corta que publica en la revista Sur dirigida por Victoria Ocampo-, El obstáculo, El posible Baldi y El astillero, la obra por la que es universalmente conocido.
Como periodista, Onetti utiliza los seudónimos, Periquito el Aguador, Groucho Marx y Pierre Regy, posiblemente para ocultar su timidez. En 1957, es designado director de Bibliotecas en la División de Artes y Letras de la Intendencia Municipal de Montevideo, donde nació. Profeta en su tierra, sin embargo, cuando se instauró la dictadura militar uruguaya en 1973 fue encarcelado. A la salida de la cárcel se exilió en Madrid, desde 1976 hasta su muerte. En nuestro país ejercerá también el periodismo como colaborador para la agencia EFE. En 1981 recibe el Premio Cervantes de Literatura y retoma la relación con su patria a través de artículos para el semanario Jaque y la revista Brecha.
A pesar de su extensa labor periodística, Onetti era un escritor hermético, más bien atrincherado detrás de muchas precauciones. Onetti es una figura de gran prestigio para los autores del boom latinoamericano. El tema que unifica toda su obra es el de la incomunicación y el de la corrupción de la sociedad y sus perversos efectos sobre el individuo que, derrotado, no encuentra respuestas para enfrentarse a ella. Autor ampliamente traducido a numerosas lenguas -entre ellas el francés, el inglés, el alemán o el italiano, hasta el árabe, el estonio, el ruso, el checo, el sueco o el rumano-, su labor como traductor goza de gran éxito, sobre todo en Italia y Francia. Premio Cervantes en 1980 y Premio Nacional de Literatura en 1985 en su país natal.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"La literatura es mentir bien la verdad."
- 2
"Escribo porque es un acto amoroso que me da placer."
- 3
"La vida es uno mismo, y uno mismo son los otros."
- 4
"Quien escribe lo que le gusta a los demás puede ser un buen escritor pero nunca será un artista."
- 5
"Escribo para mí. Para mi placer. Para mi vicio. Para mi propia condenación."
- 6
"Yo no tendría ningún interés en escribir si supiera de antemano lo que va a pasar en mis cuentos."
- 7
"Los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene."
- 8
"Todos coinciden en que mi obra no es más que un largo, empecinado, a veces inexplicable plagio de Faulkner... he comprobado que esta clasificación es cómoda y alivia."
- 9
"Lo malo no está en que la vida promete cosas que nunca nos dará; lo malo es que siempre las da y deja de darlas."
- 10
"Qué fuerza de realidad tienen los pensamientos de la gente que piensa poco y, sobre todo, que no divaga. A veces dicen buenos días, pero de qué manera tan inteligente."