Josezf Teodor Konrad Naleçz Korzeniowski vino al mundo el 3 de diciembre de 1857 en Berdichevo, Podolia, entonces bajo el Imperio ruso y hoy en el centro de Ucrania. Su padre, Apollo era un aristócrata y poeta políglota que había traducido a Shakespeare, Víctor Hugo y Dickens al polaco, pero sobre todo era un activo oponente del dominio zarista. Lo arriesgó todo, y perdió. Fueron detenidos y desterrados a la región de Volojda, a quinientos kilómetros al noreste de Moscú. El sufrimiento ocasionó primero la muerte de su madre, y después la de su padre, honrado por el pueblo como héroe nacional.
Josezf quedó bajo la tutela de su tio materno Tadeusz, ese pariente solterón que se deja entrever en varios personajes de Conrad y que dio consejo al sobrino cuando tomó la decisión, antes de cumplir los 17, de ser marino. Optó por enrolarse en la marina mercante bajo bandera inglesa. Navegó por el Atlántico, el Pacífico, el Mar Meridional de la China, el Golfo de Siam, la costa y algunos ríos interiores de África y otros mundos lejanos. En sus últimos años de navegación, tras acumular múltiples experiencias y aventuras, empezó a escribir. Su carrera literaria se inició con el cuento El piloto negro y concluyó con la novela Suspenso, en la que seguía trabajando al morir por un paro cardíaco el 3 de agosto de 1924.
Conrad era un hombre reservado, discreto, cuya literatura se nutre de sus experiencias y aventuras marineras, de sus dotes de observación y de su capacidad reflexiva sobre el comportamiento del ser humano. Pero lo que fundamentalmente lo distingue es que es un magistral narrador sobre la vida en el mar, en una lengua que no era la suya, pero que dominaba. Conrad contribuyó a enriquecer y prestigiar los relatos de aventura desde el punto de vista literario, tanto con la fuerza de su estilo como con la aguda caracterización psicológica de los personajes. En sus cuentos y novelas se da así una continua dialéctica entre la acción y las modificaciones psicológicas que va produciendo en los personajes, en su gran mayoría atormentados y con una clara dimensión trágica.
Su escritura es realista y preocupada por las profundidades del alma humana, sin dejarse llevar por el romanticismo asociado a las islas paradisíacas en las que mueven sus personajes. Sus relatos son crónicas de un naufragio vital. El intentar esquivarlo no conduce más que al infierno, tras una ilusión de felicidad. Su novela más famosa, El corazón de las tinieblas, está inspirada en un viaje que hizo por el río Congo hasta Stanley Falls, como capitán de un vapor fluvial, donde pudo conocer de primera mano el horror hasta sus niveles más profundos. Fue fue calificada por Jorge Luis Borges como el más intenso de los relatos que la imaginación humana ha logrado. Coppola se basó en ella para rodar Apocalypse now. Si todavía no la conoces sería, sin duda, un buen comienzo.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"La mente de un hombre es capaz de todo, porque todo está en ella, el pasado y el futuro."
- 2
"Las palabras, como es bien sabido, son las grandes enemigas de la realidad."
- 3
"No hay credulidad tan ansiosa y ciega como la credulidad de la codicia, que es, en su medida universal, la miseria moral y la indigencia intelectual de la humanidad."
- 4
"Todas las ambiciones son lícitas, excepto aquellas que elevan las miserias de la humanidad."
- 5
"Vivimos como soñamos, sólos."
- 6
"Un hombre es un trabajador. Si él no es eso, no es nada."
- 7
"La protección es la primera necesidad de la opulencia y el lujo."
- 8
"La creencia en algún tipo de maldad sobrenatural no es necesaria. Los hombres por sí solos ya son capaces de cualquier maldad."
- 9
"Creí que era una aventura y en realidad era la vida."
- 10
"No me gusta trabajar, pero me gusta que en el trabajo tienes la oportunidad de encontrarte a ti mismo. Tu propia realidad, para ti mismo, no para otros, que ningún otro hombre puede conocer."