Efemérides

Ígor Stravinski, el músico que dio nombre a un siglo

Ígor Stravinski nació en Oranienbaum, residencia de verano que sus padres tenían cerca de San Petersburgo, ciudad donde creció.

A pesar de que su padre era el primer bajo del teatro María de San Petersburgo y su madre era una notable pianista, Stravinski estudió en un principio para ser abogado. Pero para alguien que a la edad de nueve años improvisaba al teclado, y tenía como ídolos a Glinka y Tchaikovski, era difícil mirar hacia otro lado. Así se convirtió en alumno de Rimski-Kórsakov, probablemente el compositor ruso más importante de su tiempo.

Gracias a una de sus obras de estudiante, Feu d'artifice, conoció al famoso productor de teatro Serguei Diaghilev, fundador de los ballets rusos, que le solicitó varias orquestaciones y un ballet completo, El pájaro de fuego. Stravinski dejó Rusia en 1910, para asistir al estreno de El pájaro de fuego en Paris, ciudad donde compondría dos ballets más, Petrushka y La consagración de la primavera. El estreno de La consagración constituyó uno de los más famosos escándalos de la historia de la música. No volvió a Rusia hasta cincuenta años después de toda una vida en la que desarrolló una enorme capacidad de comunicación, tanto ante el profesional como ante el gran público.

Toda una vida de creación inspirada e inteligente que los tratadistas en arte suelen dividir en tres etapas, procedimiento muy discutible en el caso de Stravinski, inventor musical que acudía a melodías y ritmos populares de su país, al jazz, a la polifonía y a cualquier otro elemento que considerase útil para sus fines, de cualquier procedencia y época. Desde sus primeros ballets con influencias folclóricas hasta el serialismo, pasando por el neoclasicismo y el objetivismo, Stravinski no dejó de ser él mismo.

Para Stravinski en el arte no había ni pasado ni futuro, siempre presente y creada sobre un soberbio hacer artesanal y en la consideración de la música como arte autónomo. Mientras seguía un camino independiente, mantenía una poderosa influencia sobre sus contemporáneos, que no hacían más que seguirle. Además de una obra modélica, el compositor ruso dejó numerosas publicaciones en las que razona con precisión no sólo sobre su propia obra sino sobre la música en general, la del pasado y la de su tiempo, ayudando así a ordenar las ideas de un siglo en crisis, el siglo que no pocos llaman el siglo de Stravinski.

Algunas de sus frases célebres

  • 1

    "Escuchar supone un esfuerzo, pero limitarse a oír no tiene mérito. Un pato también oye."

  • 2

    "En el espectáculo, uno debe rechazar o admirar. El espectáculo necesita, ante todo, del juicio."

  • 3

    "Seguir un sólo camino es retroceder."

  • 4

    "No vivo ni en el pasado ni en el futuro; estoy afirmado en el presente. No puedo saber qué es lo que ha de traer consigo el día de mañana; puedo tan sólo atenerme a lo que hoy es para mí una certeza."

  • 5

    "Un buen compositor no imita; roba."

  • 6

    "Sería tiempo de acabar de una vez para siempre con ese concepto vano y sacrilego del arte considerado como una religión y del teatro como un templo."

  • 7

    "A la mayor parte de la gente le gusta la música porque espera encontrar en ella emociones... Buscan una droga... La música no valdría gran cosa si se redujera a semejante fin.
    "

  • 8

    "Cuando las personas hayan aprendido a amar la música por sí misma, cuando la escuchen con otro oído, su goce será de un orden mucho más elevado y potente."

  • 9

    "Se me ha hecho revolucionario a pesar mío... Los arrebatos revolucionarios nunca son enteramente espontáneos. Hay gentes hábiles que fabrican revoluciones con premeditación."

  • 10

    "Con el fin de crear debe haber una fuerza dinámica, y ¿qué fuerza es más potente que el amor?"

  • 11

    "Los pecados no se pueden deshacer, sólo perdonar."

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