Desde muy pequeño, el que más adelante sería el dibujante y guionista de historietas Hergé –la pronunciación en francés de su apellido y nombre- demostró talento para el dibujo, y con sólo siete años se pasaba la mayor parte del tiempo en clase dibujando en las hojas de sus cuadernos. En aquellos años, Bélgica había sido invadida por Alemania en el transcurso de la Primera Guerra Mundial. Mientras tanto, Hergé se incorporó a los Boy-scouts, cuyo look bien pudiera ser el origen de los característicos bombachos de Tintín.
Más tarde comenzaría a trabajar en el departamento de publicidad del periódico conservador Le Vingtième Siècle, donde poco a poco fue ocupando trabajos de ilustración y guión desarrollando su habilidad para el dibujo y la creación de historias. En aquellos años iniciales, recibió la influencia de su director, el sacerdote católico Norbert Wallez, quien le animó a leer, instruirse e ilustrarse y le encargó la realización de un suplemento juvenil del periódico, Le Petit Vingtième, que se convierte en el caldo de cultivo para que todos sus personajes comiencen a ver la luz. Así nacieron Quique y Flupi, Jo, Zette y Jocko y, por supuesto, Tintín, Milú, el capitán Haddock, el profesor Tornasol, la Castafiore o Hernández y Fernández.
La primera aventura de Tíntín en el país de los Soviets, apareció el 10 de noviembre de 1929 y narra la misión de Tintín para llevar a cabo un reportaje periodístico sobre la vida de la población rusa bajo el régimen soviético. En los siguientes años creó seis nuevas historietas, todas ellas llenas de detalles, muy documentadas y a menudo inspiradas en la actualidad política internacional del momento, como la Ley Seca en Tintín en América, el conflicto chino-japonés en El loto azul, y el Anschluss entre Austria y Alemania en El cetro de Ottokar.
En un mundo en el que no existía la televisión, las peripecias de un joven reportero supusieron una verdadera iniciación a la geografía y el paisaje de un planeta mal conocido y lleno de sorpresas y de peligros. Del Sahara al Himalaya, de la selva amazónica a las Highlands pasando por la luna –quince años antes de que la pisara Neil Armstrong-, las aventuras de Tintín se han vendido más de 230 millones de ejemplares y se han traducido a más de 100 idiomas y dialectos.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Tintín (y todos los demás) soy yo, igual que Flaubert decía ¡Madame Bovary soy yo!."
- 2
"Dibujar un cómic es ante todo contar una historia. Mejor que sean bonitos, claro, pero esa no es su meta. La meta es la de explicar la historia del modo más claro posible, para que se comprenda."
- 3
"¡Tintín es un tenaz boy-scout!. ¿Y por qué no? ¿Cree usted que es tan ridículo hacer una buena acción, amar y respetar la naturaleza y a los animales, esforzarse en ser fiel a la palabra dada?"
- 4
"Hice esta historia según la óptica de la época, es decir, con un espíritu típicamente paternalista...Que era, y lo afirmo, el espíritu de toda Bélgica."
- 5
"Dibujo furiosamente, apasionadamente: borro, tacho, fulmino, añado, me ensaño, maldigo, esbozo una actitud deferente."
- 6
"Mire, yo creo que todos los totalitarismos son nefastos, tanto si son de derechas como si son de izquierdas, y los meto a todos en el mismo saco."
- 7
"Me preguntaba muchas veces qué tiene más importancia: el texto o el dibujo. Pues ni lo uno ni lo otro; en mi caso, texto y dibujo nacen a la vez, el uno complementado y explicado por el otro."
- 8
"La filosofía china nos da una gran lección, con su noción del yin y el yang, de lo negativo y lo positivo, de la sombra y de la luz."
- 9
"Yo pertenezco al bando de los que practican su oficio con la mayor conciencia posible, y saludo a todas las víctimas de la guerra, pertenezcan al bando que pertenezcan."