Frank Lloyd Wright nació con el nombre de Frank Lincoln Wright en el seno de una familia de origen británico y creció en Wisconsin, muy en contacto con la naturaleza; detalle éste último que no es baladí porque es precisamente este elemento, la naturaleza, el que condicionaría en gran media su concepto de la arquitectura.
Cuando le llegó el tiempo de comenzar sus estudios universitarios lo hizo, cursó dos años de ingeniería en la universidad de Wisconsin para abandonar antes de comenzar el tercer y trasladarse a la ciudad de Chicago. Allí se incorporó al estudio de arquitectura de Joseph Lyman Silsbee pero no estaría mucho tiempo con ellos porque su concepción tradicional de la arquitectura aburría al bueno de Wright que se marchó a probar suerte con Louis Sullivan, a quien recordó toda su vida con cierto cariño.
Sus primeras obras fueron las llamadas casas de pradera, en ellas Frank Lloyd Wright redefinió el interior de las viviendas tal y como se entendía hasta ese momento, colocaba el salón en el centro con su chimenea y el resto de estancias estaban, en cierto modo, abiertas a él; la primera gran aportación de Wright a la arquitectura consistió en crear diferentes ambientes sin utilizar estancias cerradas de modo que la casa ganaba en luminosidad y amplitud sin sumar un metro más. El exterior de estas viviendas es también novedoso por sus grandes cubiertas.
En 1909 viajó a Europa y fue a partir de la presentación de sus trabajos en el viejo continente, de las conferencias que daría a partir de entonces a ambos lados del océano y de los libros que publicó -además su obra, claro está- cuando comenzó a ser cada vez más y mejor reconocido como arquitecto.
Wright tuvo una intensa vida profesional en la que, cuando decaían los encargos para hacer sus célebres casas, aprovechaba para escribir dejando tras su paso por el mundo una notable biblioteca en la que encontramos algunos libros esenciales para cualquier estudiante de arquitectura.
También vivió su vida en el ámbito más íntimo y personal con esa pasión que le era propia y se casó hasta tres veces -aunque sólo el primero y el tercero de sus matrimonios tuvieron una larga duración, el segundo apenas tardó 4 años en llegar al divorcio- y tuvo 7 hijos; entre su descendencia -hijos y nietos- encontramos rasgos del talento de Wright: uno de sus hijos, Lloyd Wright, fue también un notable arquitecto y entre sus nietos estaba la actriz Anne Baxter.
Vivió 91 años en los que transformó la arquitectura y nos dejó su obra -arquitectónica y documental- para que no lo olvidemos nunca.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Lo único malo de la arquitectura son los arquitectos."
- 2
"Los médicos tapan sus errores con tierra, los abogados con papeles y los arquitectos aconsejan poner plantas."
- 3
"La juventud no es más que un estado de ánimo."
The Hills-DeCaro House.
- 4
"Creo en Dios, sólo que lo llamo Naturaleza."
Hall del Johnson Wax Headquarters.
- 5
"Todo gran arquitecto necesariamente, es un gran poeta. Debe ser un gran intérprete original de su tiempo, de sus días, de su época."
The Robie House.
- 6
"Yo conozco el precio del éxito: dedicación, trabajo duro y una devoción constante hacia las cosas que quieres que ocurran."
First Unitarian Meeting House.
- 7
"Los edificios, como las personas, deben ser en primer lugar sinceros, deben ser auténticos, y además tan atractivos y bonitos como sea posible."
Fallingwater House.
- 8
"La arquitectura debe pertenecer al entorno donde va a situarse y adornar el paisaje en vez de desgraciarlo."
Fallingwater House.
- 9
"Se me ha acusado de decir que soy el mejor arquitecto del mundo, y si lo he dicho, no creo que haya sido demasiado arrogante."
Guggenheim Museum, NY.
- 10
"La arquitectura es el triunfo de la imaginación humana sobre materias, métodos, y hombres, para poner al hombre en la posesión de su propio mundo."
Guggenheim Museum, NY.
- 11
"Hemos de vivir con lujo, lo imprescindible siempre se consigue."