Fue un hombre nacido de una infancia compleja y dura, casi cruel; su padre era un hombre despótico y su madre era su refugio pero ella falleció cuando Dostoievski era todavía un niño quedándose entonces casi huérfano de amor, no sólo de madre; su padre rindió su caracter cruel al alcohol y acabó enviando a nuestro protagonista de hoy a Escuela de Ingenieros de San Petersburgo, aunque lo cierto es que la carrera militar de Dostoievski duró poco.
Estaba todavía en San Petersburgo cuando recibió la noticia de que era ya huérfano completo pues su padre había muerte a manos de unos campesinos; cuentan que le sobrevino entonces el peso de la culpa, no porque tuviese nada que ver en aquella muerte, sino por el hecho de haberla deseado en muchas ocasiones.
Ingeniero y militar, tradujo a Balzac por un avatar del destino y así descubrió una vocación literaria que lo llevaría a dejar el ejército; pero acabó un tiempo después con sus huesos en Siberia por pertenecer a un grupo de intelectuales acusados de conspirar contra el zar. Tras cinco años de trabajos forzados, una condena menor si tenemos en cuenta que antes de ello fue condenado a muerte y le conmutaron la condena casi en el último momento. Durante su presidio aprovechaba el tiempo y las fuerzas que le iban quedando para escribir, alcazó la libertad y en ella se casó, fue padre y consagró su vida a las letras.
Soportó estoicamente la muerte de su mujer y de su hermano, se casó de nuevo y viajó por europa como huída hacia delante dejando atrás a sus acreedores y también entonces recibió un nuevo golpe de la vida, moría su hija a los pocos días de nacer; se dejó tentar entonces por el juego y fue víctima de ataques epilépticos; incrementó su ritmo de escritura, tal vez, en una nueva huída hacia delante.
Las letras de Dostoievski -quien nació el 11 de noviembre de 1821- fluyeron en la Rusia del S.XIX pero, siendo como fue un escritor existencialista que contaba historias desde dentro y hacia dentro del alma humana, poco importan momento y lugar, hablamos de un escritor contemporáneo de los que trascienden a su tiempo y sus fronteras.
Su obra es extensa y se compone de ensayos, relatos, novelas... Crimen y Castigo es su título de cabecera, también los Hermanos Karamazov, obra que su autor consideraba como su mejor novela.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"A veces conviene soñar."
En Noches Blancas.
- 2
"El hombre todo lo hace con algún designio"
En Memoria de la Casa de los Muertos
- 3
"¡Hablad! las personas no se reunen para estar calladas"
En Crimen y Castigo
- 4
"El hombre con dinero es hombre en todos los sitios."
En Los Hermanos Karamázov
- 5
"La naturaleza puede ser corregida, enmendada, pues de no ser así quedaríamos sepultados bajo los prejuicios. Sin eso no habría ni un solo gran hombre."
En Crimen y Castigo
- 6
"Cuando reconozco a un hermano en mi prójimo, sólo entonces soy hombre"
En Memorias del Subsuelo