Fue un escritor francés, principal figura del naturalismo, nacido en París el 2 de abril de 1840 aunque pronto abandonó la capital francesa para crecer en Aix-en-Provence, no regresaría a París hasta 1858. Compañero de pupitre de Cézanne, a quien le unión una larga amistad y a quien también se enfrentó pasados los años, no logró aprobar el bachillerato; lo suspendió dos veces y optó entonces por abandonar los estudios y buscar un trabajo para dejar de ser una carga para su madre porque, desde la muerte de su padre siendo él todavía un niño, la situación económica de la familia era realmente precaria.
Manet, Pissarro, Flaubert o Maupassant llegaron a formar parte de su círculo de amistades. Comenzó su vida literaria con pequeñas colaboraciones en algunos periódicos para seguir con sus primeros libros, que fueron compilaciones de cuentos, obras de teatro que nunca se llegaron a representar, algunos ensayos y sus primeras novelas. En sus comienzos se ganaba el sustento trabajando como dependiente en Hachette, una célebre librería de París.
Se casó y, años después, inició una relación con otra mujer con la que tendría dos hijos; lo cierto es que Zola era un tipo controvertido, amante del arte contemporáneo pero crítico con sus exposiciones, tanto como lo era con los nuevos naturalistas. Y entonces llegó el caso Dreyfus, tomó partido y pagó por ello un alto precio.
El caso Dreyfus -un militar de origen judío acusado de traición- acabó por costarle su exilio en Londres porque, si bien era ya entonces un escritor renombrado, el gobierno francés no le perdonó la publicación del manifiesto 'yo acuso', una carta dirigida al presidente que servía también de alegado en defensa de Dreyfus. Fue condenado a un año de prisión por sus actos y también al pago de una cuantiosa multa, vivió entonces escondido un tiempo en Londres y, para cuando regresó a París, descubrió que seguía siendo una persona non-grata en su ciudad: la justicia le embarga sus bienes y los medios de la época le atacan sin pieda, además, su ingreso en la Real Academia Francesa fue rechazado.
Murió asfixiado, probablemente asesinado, antes de saber que Dreyfus sería finalmente rehabilitado tras la injusta condena que sufrió y que él mismo recibiría el reconocimiento debido cuando, seis años después de su muerte, su restos fueron trasladados del cementerio de Montmartre al Panteón de París, donde descansan también Voltaire, Rousseau, Victor Hugo, Monnet, Marie Curie o Alejandro Dumas.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"El talento no se enseña, crece en el sentido que le place."
- 2
"No soy optimista, quiero ser optimista."
- 3
"La belleza es un estado de ánimo."
- 4
"La realidad y la miseria me oprimen y, sin embargo, sueño todavía."
- 5
"La honradez absoluta no existe en mayor cantidad que la salud perfecta. En todos nosotros hay un fondo de animal humano, al igual que hay un fondo de enfermedad"
- 6
"Feliz tú, que puedes tener tanta sangre fría...Yo tengo ratos en que me vuelvo loco."