Elizabeth Rosemond Taylor nació el 27 de febrero de 1932 en Hampstead, Londres, donde vivió hasta que a los siete años sus padres, de origen estadounidense, decidieron instalarse en California poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. Su vocación artística le vino por su madre, Sara Sothern, nacida en Kansas y educada en Pasadena, que debutó en el teatro en Los Angeles con la compañía de Edward Everett Horton. Mientras trabajaba en Broadway se reencontró con un novio de juventud, Francis Taylor. Después de casarse, se trasladaron a Londres para hacerse cargo de una galería de arte.
Sara dedicó todas sus energías a ocuparse con esmero de su hogar y de la educación de Elizabeth y Howard, dos años mayor que su hermana. Elizabeth dio sus primeros pasos en el cine con 10 años, en el filme There's One Born Every Minute, aunque su salto a la fama se produjo dos años después con National Velvet. En los cincuenta llegarían Mujercitas y títulos como Gigante -compartiendo cartel con Rock Hudson y el mítico James Dean-, y las películas que le valieron sus primeras nominaciones a los Oscar: El árbol de la vida -con Montgomery Clift- o La gata sobre el tejado de zinc, junto a Paul Newman.
La tercera nominación llegó con De repente, el último verano, película que cerraba una década para iniciar otra no menos gloriosa, años en la que se la coronó como la reina de Hollywood. Por Cleopatra llegó a cobrar un millón de dólares, unos honorarios desconocidos hasta entonces en el mundo del cine para una actriz. En los 60 recibió dos Oscar -por La mujer marcada y por Quién teme a Virginia Woolf-, se casó con Richard Burton por primera vez en el que fue su matrimonio más largo, y estrenó 14 películas. Después comenzó poco a poco su declive.
Con ocho matrimonios a sus espaldas -incluyendo dos con Richard Burton, el gran amor de su vida-, y una desmedida adicción por las joyas, el alcohol y las pastillas, la temperamental, carismática y rebelde Liz, la diva de los ojos violetas, una de las mujeres más bellas de su tiempo, nunca quiso ser una mujer normal. Sin lugar a dudas fue el glamour hecho mujer.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Siempre he admitido que estoy gobernada por mis pasiones."
- 2
"Todo me pone nerviosa, excepto hacer películas."
- 3
"Si alguien es suficientemente tonto para ofrecerme un millón de dólares por hacer una película, no soy tonta como para desecharlo."
- 4
"Algunos de mis mejores coprotagonistas masculinos han sido perros y caballos."
- 5
"Supongo que cuando alcanzan cierta edad, algunos hombres sienten miedo a madurar. Pareciera que mientras más viejos, más jóvenes son sus nuevas esposas."
- 6
"Para adelgazar no hay nada como comer caviar sin pan y beber champán sin burbujas."
- 7
"Descubres cuáles son tus verdaderos amigos cuando estás metida en un escándalo."