Efemérides

Edmund Burke, de lo sublime y de lo bello

Edmund Burke fue escritor, filósofo y político, una importante referencia intelectual en el ámbito del liberalismo conservador.

Escritor, filósofo, político y figura destacada del liberalismo conservador, tanto que está considerado como el padre del liberalismo conservador británico, Edmund Burke nació en Dublín el 12 de enero de 1729 y acabó por convertirse en una de las más destacadas voces críticas con la Revolución Francesa.

De padre era anglicano y madre católica (aunque convertida al anglicanismo), Burke era un joven serio y estudioso cuya formación comenzó en el Trinity College de Dublín donde mostró ya interés tanto por la política como por la filosofía, la ética y la estética; terminada su formación en el Trinity College la completó estudiando leyes en Londres aunque nunca abandonó sus estudios literarios y filosóficos.

El tratado de Burke acerca de lo bello y lo sublime, si bien es de contenido eminentemente filosófico, explicaba algunas de las cosas que ocurrían en su época aunque, para entenderlo hay que empezar por desterrar la idea de lo bello como una mera cuestión de proporciones y la de lo sublime como algo extremadamente bueno o bello.

Lo que Burke decía, para empezar, que lo bello era algo bien proporcionadao y placentero desde el punto de vista estético (en este primer acercamiento a lo bello sí coincide en lo esencial con la idea griega de la belleza) mientras lo sublime es emocional, no nos proporciona placer sino que nos hace evocar y puede llegar de ese modo a destruirnos (recuerda en este punto la idea del cerebro reptiliano desarrollada el siglo pasado); en base a este planteamiento Burke explicaba el paso del neoclasicismo (una época de recuperación de la belleza por la belleza) al romanticimo (época emocional, gótica y brutal por excelencia).

Este primer planteamiento de lo bello y lo sublime no resulta del todo novedoso, sí lo es más la búsqueda de las raices de lo bello y lo sublime que desarrolla a continuación: dice Burke que nuestra percepción de la bello y lo sublime no responde a canon de proporciones alguno sino a una estructura de causas que, además, es muy diferente en ambos casos, es decir, lo sublime no se basa en lo bello sino en algo totalmente diferente, no es el grado superlativo de lo bello; lo que Burke hace es racionalizar la percepción de lo bello y lo sublime desde su base considerando que el origen de la belleza antes incluso de ser percibida está en la pasión del amor mientras que el origen de lo sublime nace de una pasión negativa, la del miedo.

Para Burke la Revolución Francesa estaba en el campo de lo sublime y por eso la denostaba, su tratado acerca de ella tuvo un impacto importante en los ámbitos conservadores y liberales porque hacía una comparación entre lo ocurrido con la libertad en Francia e Inglaterra. La razón por la que Burke era crítico con la Revolución francesa no tiene tanto que ver con sus ideas conservadoras como con las liberales, decía Burke que la conservación de las tradiciones permite la adquisición de nuevos usos y costumbres dentro de un marco que asegura que ninguno de esos cambios destruye la libertad mientras que la ruptura radical con la tradición sucedida en Francia y la creación de un orden nuevo puede convertirse en la situación perfecta para destruirla; en este sentido Burke era defensor de un principio de precaución y de la evolución y el progreso frente a la revolución. Además en esta tratado hablaba también de la destrucción de la autoridad y el advenimiento de los elementos más 'bajos' de la sociedad a sus puestos más destacados, es decir, la destrucción de las élites tradicionales daban lugar al advenimiento de una nueva élite que no solo no mejoraba lo anterior sino que, sin límites de ninguna clase dado que la revolución los había roto todos, podía ser incluso peor. Este último punto es lo que hizo que este tratado de Burke se convirtiera también en una crítica a las ideas socialistas y comunistas que eran, de facto, revolucionarias y por tanto sublimes.

Burke fue además de un importante filósofo y escritor un no menos importante político, ingresó en el Parlamento en 1766 y gracias a su pensamiento cultivado y profundo combinado con su habilidad oratoria disfrutó de una carrera política notable en la que siempre defendión la humanidad, la razón y la justicia por encima de cualquier otra consideración de orden legal o incluso ideológico: defendía la independencia de las colonias inglesas y se definía como el más moderado de los liberales, tan moderado que acabó abandonando el partido whig y abandonando el parlamento porque sus ideas chocaban con las de los liberales progresistas (partidarios de la Revolución Francesa).

Burke murió en 1797 tras haber visto publicadas sus obras en tres volúmenes 5 años antes.

Algunas de sus frases célebres

  • Imagen: Para que triunfe el mal sólo es necesario que los buenos no hagan nada.
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    "Para que triunfe el mal sólo es necesario que los buenos no hagan nada."

  • Imagen: El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión.
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    "El pueblo no renuncia nunca a sus libertades sino bajo el engaño de una ilusión."

  • Imagen: La ambición puede volar pero también arrastrarse.
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    "La ambición puede volar pero también arrastrarse."

  • Imagen: La superstición es el la religión de la smentes débiles.
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    "La superstición es el la religión de la smentes débiles."

  • Imagen: Hay un límete en el que la tolerancia deja de ser una virtud.
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    "Hay un límete en el que la tolerancia deja de ser una virtud."

  • Imagen: La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad.
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    "La primera y la más simple emoción que descubrimos en la mente humana es la curiosidad."

  • Imagen: Una grandísima parte de los males que afligen al mundo derivan de las palabras.
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    "Una grandísima parte de los males que afligen al mundo derivan de las palabras."