Daniel nació en 1660, año de la Restauración de la Monarquía después del fin del gobierno de la República de Cromwell. Consecuencia de la Restauración fue la intolerancia hacia los puritanos que Defoe sufrió desde su niñez. Huérfano de madre desde los diez años, teniendo dieciséis, ingresó en la Academia de Newington Green, una de las escuelas que los puritanos estaban obligados a fundar como excluidos. Además, la discriminación les prohibía estudiar en Oxford o Cambridge. La educación en estas dos prestigiosas universidades se cimentaba en la cultura clásica grecolatina, mientras que las academias puritanas se centraban más en el conocimiento de las nuevas ciencias, la filosofía, la práctica de la Oratoria y el buen uso de la lengua inglesa.
Defoe dio buenas muestras del dominio de la lengua durante su posterior carrera periodística. Y de su agudo ingenio, de su perspicacia y de su capacidad de concisión y precisión narrativa fruto, posiblemente del amor y la pasión que tuvo durante toda su vida por Londres, por sus calles, sus mercados, sus tiendas y sus gentes. Pese a estudiar donde estudió y los esfuerzos de su padre –un próspero carnicero y vendedor de velas-, desde pequeño Daniel mostró un marcado espíritu bohemio e insumiso del que dio sobradas muestras en una agitada vida llena de contratiempos. Defoe fue un puritano obligado a salir en defensa de la tolerancia y la libertad de pensamiento. Pero un puritano con un afán desmedido por adquirir prestigio y fortuna mediante la actividad comercial, como la de comerciar con vinos por España, Francia y Portugal. Su militancia religiosa y sus continuos fracasos en los negocios lo llevaron a vivir en la clandestinidad gran parte de su existencia, utilizando el anonimato en muchas de sus publicaciones.
En una de ellas, de 1702, ironizó sobre la intolerancia religiosa fingiendo compartir los prejuicios de la Iglesia anglicana contra los disidentes. Tras descubrirse su autoría, fue condenado a una pena de cárcel por difamación, condena que solventó trabajando como agente y propagandista del Gobierno. Hacia 1719 publicó la famosísima novela La vida y las extrañas y sorprendentes aventuras de Robinson Crusoe, obteniendo un éxito inmediato. Este relato ficticio sobre un náufrago se basaba en las aventuras de Alexander Selkirk, un marino que había sido abandonado en una isla del archipiélago Juan Fernández. Llena de detalles sobre las ingeniosas ideas de Robinson para sobrellevar los rigores de la isla, se ha convertido en un clásico de la literatura. Desde entonces, nadie niega que Defoe fue uno de los impulsores del cambio de sensibilidad literaria en el siglo XVIII. Pero hasta hace bien poco estaba olvidado en los manuales de literatura, y su extensa producción de 566 obras se reducía únicamente a Robinson Crusoe.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Todo nuestro descontento por lo que nos falta es el resultado de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos."
- 2
"Así como la ambición es la raíz de todo mal, la miseria es, a mi juicio, la peor de todas las asechanzas."
- 3
"No es pecado engañar al diablo."
- 4
"Todos los hombres pueden ser tiranos si quisieran."
- 5
"Cuando más grande es vuestra gloria, más cerca estáis de vuestra declinación."
- 6
"El miedo al peligro es diez mil veces más terrible que el propio peligro."
- 7
"No experimentamos las ventajas de un estado hasta que probamos los sinsabores de otros. No conocemos el valor de las cosas hasta que nos vemos privados de ellas."
- 8
"Allí donde Dios erige una iglesia, el demonio siempre levanta una capilla; y si vas a ver, encontrarás que en la segunda hay más fieles."