Dag Hammarskjöld nació en 1905 en un pequeño pueblo en el centro de Suecia, donde su padre, Hjalmar, desempeñaba el cargo de juez. Posteriormente, entre 1914 y 1917, ocuparía nada menos que el cargo de Primer Ministro de Suecia. Ake, el hermano mayor de Dag, entró en 1920 como miembro de la secretaría de la Sociedad de las Naciones, llegando más tarde a ocupar el cargo de secretario primero y juez después de la Corte Permanente de Justicia Internacional de La Haya.
Tanto el padre como sus hijos fueron educados en la tradición sueca de servicio público, en la que imperan valores dominantes del deber y la responsabilidad. Dag tenía una relación muy estrecha con su madre, Agnes, una mujer muy religiosa de la que heredó el deseo moral de hacer el bien. Siendo un muchacho le regaló a Dag De imitatione Christi, de Tomás de Kempis, un libro que conservó toda la vida. Deber, justicia, servicio y moral, el póker de ases para la toma de decisiones morales de Hammarskjöld.
Su nombramiento como Secretario General de las Naciones Unidas en 1953 lo vio como un reto y una oportunidad de ponerse al servicio de la comunidad internacional. Después de estudiar Derecho en Upsala y presentar una tesis en economía, estaba en posición de poner en práctica sus ideales de servicio al hombre. Desde el principio se hizo evidente que tenía un enfoque innovador. Deseaba actuar en consonancia con los propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, pero los propósitos eran fijos y obligatorios, y los métodos de trabajo de la Organización debían ser flexibles e innovadores. Creía firmemente en que la ONU debía proteger al débil contra el fuerte.
Hammarskjöld desarrolló una doctrina sobre la independencia de los funcionarios públicos internacionales, incluido un papel activo para el Secretario General; introdujo nuevos mecanismos para la presencia de la Organización en zonas de conflicto, como por ejemplo el nombramiento de representantes especiales del Secretario General; no articuló doctrinas específicas en materia de derechos humanos, intervención o seguridad, pero desarrolló nuevos métodos para el funcionamiento del sistema de seguridad colectiva y fue la persona que acuño el concepto de diplomacia preventiva.
Dag Hammarskjöld iba volando en una misión de paz a la República Democrática del Congo cuando murió en un accidente de avión cuyas circunstancias nunca fueron esclarecidas. Los retos de las Naciones Unidas de hoy son muy diferentes y, a la vez, muy similares a los retos que le tocó enfrentar a Hammarskjöld y su mundo. Hoy tenemos más oportunidades e instrumentos, pero las limitaciones y obstáculos son más mayores. Por eso hoy se le recuerda, además de por ser el día de su efemérides y por la biblioteca de las Naciones Unidas que lleva su nombre, por las cosas que dejó dichas y escritas, recordamos hoy algunas.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"La vida da sólo al conquistador. Nunca aceptes lo que puedas ganar por una cesión. Estarás viviendo de bienes robados y tus músculos se atrofiarán."
- 2
"Nunca por algo de paz y tranquilidad niegues tus convicciones."
- 3
"Nunca midas la altura de una montaña hasta que hayas alcanzado su cima. Entonces verás cuan pequeña era."
- 4
"Cuando más hacemos, más podemos hacer; cuando más ocupados estamos, más ocio tenemos."
- 5
"Nunca mires abajo para comprobar el suelo antes de dar el siguiente paso; sólo quien mantiene la mirada fija en el horizontes tomará el camino correcto."
- 6
"Con cuanta más fe escuches tus voces interiores, mejor podrás escuchar lo que ocurre a tu alrededor."
