Fue un pensador francés, socialista, cristiano, republicano y reformista; Charles Péguy creció con su madre pues su padre murió cuando él no contaba más que unos meses y ganó una beca que lo llevó al Liceo de Orelans, donde recibió una educación esencialmente humanista. Con veinte años ya defendía 'un socialismo joven, nuevo, grave, un poco infantil... profundamente cristiano'. Intentó ingresar en la École Normale y fracasó en primera instancia, finalmente lo logró pero no llegó al licenciarse, la disciplina que imperaba en este centro chocaba frontalmente con su modo de ser y de vivir.
Cristiano y sin iglesia -al no ser rechazado por la iglesia católica cuando se negó a bautizar a su mujer y a sus hijos- , Péguy abanderó una corriente intelectual que defendía la regeneración de la sociedad a través del socialismo cristiano, era cercano a las teorías de Dreyfus pero no vivió al margen de las confrontaciones internas de su pensamiento. Y es que el mismo eran considerado una contradicción, despertaba desconfianza entre los católicos por su ardorosa defensa del socialismo y entre los socialistas por su conversión al catolicismo. Pero para él socialismo y fe no eran, ni mucho menos, conceptos irreconciliables.
Era crítico e intransigente, juzgó con dureza al partido socialista acusándolo de rendir sus ideales a intereses más bajo; incrementó el alcance de su crítica a una sociedad a la que consideraba profundamente necesitada de regeneración; llegó entonces la guerra y su llamamiento a filas. Falleció en el frente y dejó como legado los escritos en los que desarrollaba su pensamiento.
Algunas de sus frases célebres
- 1
El secreto del hombre interesante es que él mismo se interesa por todos.
- 2
Una gran filosofía no es la que declara la verdad definitiva, es la que produce una inquietud.
- 3
La libertad es un sistema basado en la valentía.
- 4
A cada día le bastan sus temores, y no hay por qué anticipar los de mañana.
- 5
Todo comienza en mística y termina en la política.
- 6
Debemos decir siempre lo que vemos. Y algo más difícil, siempre debemos ver lo que vemos.