El 7 de febrero de 1812 nacía en Portsmouth, Inglaterra, uno de los grandes novelistas de la literatura inglesa y universal, Charles Dickens.
Su infancia estuvo marcada por las deudas de su padre, que dieron con sus huesos en la cárcel, y por su educación tardía, no comenzó hasta que cumplió 9 años. Su educación fue en gran medida autodidacta porque tuvo que comenzar a trabajar para ayudar a la familia a la edad de 12 años. Su primer trabajo fue en una fábrica de betún, trabajó también como taquígrafo judicial, como reportero y como editor.
Era un lector voraz y disfrutaba de las novelas picarescas, admirador confeso de Henry Fielding y lector apasionado de Don Quijote de la Mancha; sus lecturas ampliaron su espectro cultural, su lenguaje, su expresión... pero fue en su propia vida donde encontró no solo la inspiración si no también a los personajes que pueblan sus relatos; el propio Dickens reconocía haber vivido una infancia intrascendente y triste, la propia de un niño pequeño para su edad del que nadie se ocupaba en exceso pero era también un niño terriblemente observador y tenía memoria fotográfica.
Su vida a los 12 años es, para nosotros, terrible: su padre estaba en la cárcel y con él vivía gran parte de la familia -en tiempos de Dickens en Inglaterra un condenado podía compartir su celda con su familia-; nuestro escritor no vivía en la cárcel pero sí visitaba a su familia todos los domingos, el resto de la semana trabajaba 10 horas al día en la fábrica de betún para pagar su alojamiento y ayudar económicamente a los suyos.
Cuando su padre salió de la cárcel la familia Dickens seguía malviviendo sin poder apenas cubrir sus necesidades básicas, el pequeño Charles seguía trabajando, ayudando en lo que podía, cuando su padre recibió una herencia que alivió la situación de la familia pero su madre no le permitía dejar la fábrica de betún... Aquella experiencia llevó a Dickens a convertirse, una vez alcanzó cierta popularidad, en un altavoz de denuncia de las terribles condiciones en las que se trabajaba en las fábricas.
Se casó y tuvo 10 hijos en su matrimonio pero eso no evitó el terrible escándalo, para la época victoriana, del divorcio; su vida sentimental fue diversa y entretenida y se desarrolló primero al margen de su matrimonio y después de su divorcio, también en sus viajes tanto por Europa como en Estados Unidos.
Dickens fue un escritor social y un maestro en el uso de la ironía, es todavía hoy considerado uno de los grandes de la literatura universal y es, sin duda, un escritor de lectura obligada. Publicó primero sus obras por entregas, lo que lo hizo más popular si cabe porque en su época no todo el mundo podía comprar un libro pero sí podían hacerse con los panfletos en los que regularmente se publicaban los relatos de Dickens.
Nuestra recomendación no puede ser otra que la de su novela de cabecera... Oliver Twist.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"It was the best of times, it was the worst of times.
"Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos.
- 2
"The whole difference between construction and creation is exactly this: that a thing constructed can only be loved after it is constructed; but a thing created is loved before it exists."
La completa diferencia entre una construcción y una creación es exactamente esta: una cosa construida sólo puede ser amada tras ser construida; pero una cosa creada es amada antes de que exista.
- 3
"Credit is a system whereby a person who can not pay gets another person who can not pay to guarantee that he can pay.
"El crédito es un sistema por el que una persona que no puede pagar consigue que otra persona que no puede pagar garantice que él puede pagar.
- 4
"An idea, like a ghost, must be spoken to a little before it will explain itself.
"Una idea, como un fantasma, debe ser expresada a unos pocos antes de explicarse por sí misma.
- 5
"Charity begins at home, and justice begins next door.
"La caridad comienza en casa, y la justicia en la siguiente puerta.
- 6
"Have a heart that never hardens, and a temper that never tires, and a touch that never hurts.
"Ten un corazón que nunca se endurezca, un temperamento que nunca se fatigue y un tacto que nunca hiera.