Antonio Saura comenzó a pintar de forma autodidacta durante una larga enfermedad que sufrió con diecisiete años. El comienzo de su andadura artística está fuertemente marcado por el surrealismo por su capacidad para desafiar la censura, aunque lo abandona pronto. En 1952, su contacto en París con André Breton y el último grupo de los surrealistas le hace desembocar en el expresionismo abstracto, un universo de paleta reducida esencialmente al negro, blanco y ocre con los que expresaba su amargura y su descontento social. Afincado en Cuenca desde los años cincuenta, además de por sus cuadros pintados sin concesiones, Saura forma parte de la historia de la pintura universal de la segunda mitad del siglo XX por mantener una constante en el terreno moral y ético. Esta actividad, llevada en paralelo a la puramente pictórica, se materializó en la fundación -junto a Rafael Canogar, Manolo Millares o Martín Chirino, entre otros-, del grupo El Paso, la agrupación de artistas plásticos más relevante de la vanguardia española de postguerra. Formada en febrero de 1957 y disuelta en mayo de 1960, a pesar de su corta andadura, El Paso supuso un revulsivo para el árido panorama artístico español.
La obra de Saura se caracteriza por una iconografía que lo une evidentemente a la realidad, transformada en monstruos pintados que surgen de la propia acción de pintar, sin abandonar nunca un sentido compositivo que lo enlaza con la tradición barroca occidental. Esos monstruos los crearía tomando ciertos signos de la realidad que se corresponden con los fantasmas personales y las obsesiones personales de cada uno, fantasmas que utilizaba como estructuras para construir un cuadro. Son las estructuras, más que las imágenes, las que condicionan la composición de sus cuadro. A partir de entonces surgía el juego pictórico, la lucha con la imagen, y de esa lucha surgía un fenómeno diferente de la realidad inmediata, una especie de milagro que podía ser la maravilla que es un buen cuadro o el desastre, que también puede ser un buen cuadro. La destrucción y la descomposición de la figura, Saura la toma como pretexto estructural para poder llenar el cuadro.
Picasso partía de la realidad para deformarla. Saura encuentra la deformación a través del proceso inverso, a través de su experiencia con la pintura abstracta, lo que lo convierte en el gran reinterprete internacional de la historia de la pintura. No tiene la necesidad de deformar la realidad sino la necesidad de construir el cuadro a partir de algunos elementos figurativos. Saura consideraba que esa actitud, lúdica, espontánea, y reflexiva a un tiempo, es la mayor expresión de libertad que tiene el artista. Por esta razón, Antonio Saura, un barroco ascético amante de los calamares fritos como lo definió su hija Marina, se llamaba a sí mismo Pintor de monstruos, monstruos negros y tristes que formaban cuadros de gran belleza. A pesar de su gesto adusto, Saura fue un artista que supo vivir en paz consigo mismo y un artista que se sentía responsable con la sociedad en la que vivía. Hay pocos cuya obra pictórica se encuentre acompañada por una obra teórica. En su responsabilidad, antes de enfrentarse a un cuadro tenía por costumbre apuntar en sus cuadernos todo lo que se le ocurría y le inspiraba su obra. Cuadernos que se editaron en forma de libro y que forman parte de legado dejado por uno de los grandes pintores del siglo XX.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"El lienzo es un campo de batalla interminable."
- 2
"Soy un pintor fiel a mí mismo."
- 3
"La pintura ha sido mi terapia contra el dolor y la enfermedad."
- 4
"El pintor es el artista que toma más decisiones por minuto mientras trabaja."
- 5
"La tela es ante todo una superficie en blanco que es preciso llenar con algo."
- 6
"Creo en el amor, en la justicia y en la poesía."
- 7
"No he hecho concesiones en mi vida. He pintado lo que quería pintar."
- 8
"El placer del pintor es el de descubrir estos agujeros para cubrirse, lo cual no significa que las zonas oscuras del placer del texto no puedan corresponderse con las zonas tenebrosas del placer del ilustrador."
- 9
"Después de coquetear muchas veces con la muerte, ahora por fin me he muerto."
- 10
"Algo que debería estar siempre presente en el pintor es la certeza de que en ningún caso debe hacerse verdaderamente pintura cuando se trata de amistad con la escritura."
- 11
"Nunca he pretendido ser un pintor español. Me molesta la reiteración de relacionarme con la violencia española. En mi pintura hay muchas más cosas."