Efemérides

André Gide, escribió como vivió: combatiendo entre la moral y el hedonismo

Premio Nobel de Literatura en 1947, el escritor André Gide nació en París el 22 de noviembre de 1869.

André Gide nació en París en una acaudalada familia burguesa de padre católico y madre protestante. Creció muy mimado hasta que su padre, un abogado y reputado profesor de derecho, falleció cuando André tenía once años. Entonces su educación pasó a la implacable disciplina protestante de su madre, que le impuso el despiadado rigor que los puritanos burgueses decimonónicos imponían para ocultar ciertos vicios inconfesables.

Esa férrea formación generó en André una atmósfera de angustia moral que terminó impregnando su personalidad hasta llevarla a un permanente sobresalto entre la moral impuesta y el hedonismo interior. Así creció y vivió André Gide: puritano y hedonista. Y creyente y agnóstico; comunista y crítico con la URSS; tacaño y generoso; casado y permanentemente infiel con otros hombres.

A los veinte años, asqueado de la sociedad francesa e impulsado por su instinto, viajó al norte de África, una aventura que le permitió por primera vez escapar de la opresión puritana, y declaró abiertamente su inclinación sexual. Después de caer gravemente enfermo de tuberculosis, enfermedad de la que tuvo que reponerse en el desierto africano, volvió a Francia. Al poco, en uno de sus viajes a Normandía, la tierra de su madre, terminó por enamorarse de Madeleine, una prima suya con la que terminó casándose a los 26 años, el único amor que su férrea formación familiar le permitía.

Al morir su autoritaria madre, André heredó una considerable fortuna que le permitió dedicarse por completo a la literatura. Por entonces defendió públicamente a su amigo Oscar Wilde, quien afrontaba un proceso que lo acusaba de sodomita. Ya en el siglo XX, junto a un grupo de escritores fundó la que sería la revista literaria más importante de Europa, la Nouvelle Revue Française, de dónde saldría toda la vanguardia de la época.

Con El inmoralista, Gide plantea por primera vez el conflicto de toda su narrativa, la lucha en el interior de un hombre entre la moral puritana y su verdadera identidad. Aunque, si bien ese conflicto se presenta en todas sus novelas, es en Los sótanos del Vaticano donde lo aborda con sarcasmo e ironía, para él y para toda la literatura occidental del siglo XX.

La Iglesia Católica prohibió sus libros y con ello llegó el éxito. Después vendrían Diarios, Corydon, Viaje al Congo, y Los monederos falsos, donde al igual que Cortázar hiciera en Rayuela, además de escribir novela teorizaba sobre ella. Todos o casi todos los libros de Gide son un ejercicio de sublimación de impulsos. Pero no son literatura menor.

Desde una educación cercana a lo perverso, Gide se convirtió, a pesar de Gide, en un uno de los escritores más importantes de su siglo, un hombre de letras moralmente intachable, responsable de una obra literaria extensa, deslumbrante y vanguardista, consciente de su influencia y de su prestigio.

Algunas de sus frases célebres

  • 1

    "Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado."

  • 2

    "La gente no puede descubrir nuevas tierras hasta que tenga el valor de perder de vista la orilla."

  • 3

    "No se hace buena literatura con buenas intenciones ni con buenos sentimientos."

  • 4

    "Hay que haber vivido un poco para comprender que todo lo que se persigue en esta vida sólo se consigue arriesgando a veces lo que más se ama."

  • 5

    "Mi alegría tiene algo salvaje, fiero, en ruptura con toda decencia, toda conveniencia, toda ley."

  • 6

    "Ante ciertos libros uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas, uno se pregunta. ¿Qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran."

  • 7

    "Es mejor ser odiado por lo que eres, que ser amado por lo que no eres."

  • 8

    "Muchas veces las palabras que teníamos que haber dicho no se presentan ante nuestro espíritu hasta que ya es demasiado tarde."

  • 9

    "Cuando deje de indignarme, habrá comenzado mi vejez."

  • 10

    "El secreto de mi felicidad está en no esforzarse por encontrar placer, sino en encontrar el placer en el esfuerzo."

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