Alejandro Dumas fue todo un bon vivant y un magnífico contador de historias; se enamoró de París en su primera visita a la capital y, cartas de recomendación mediante, su buena caligrafía le valió un puesto de escribiente y la posibilidad de vivir en la ciudad de la luz.
Sus novelas fantásticas, de aventuras e históricas tuvieron gran éxito a lo largo de su vida y se publicaban por entregas en los periódicos.
Ganó cantidades ingentes de dinero que dilapidó en la manutención de sus mujeres, amantes e hijos, además de en renombradas fiestas y en construir un lujoso castillo, el de Monte-Cristo.
La vida de su padre -un héroe olvidado de la Revolución Francesa conocido como El Conde Negro que falleció cuando Dumas no contaba más que 4 años- fue una inspiración para él como también arrancó ideas y experiencias de sus largos viajes que acabaron convertidas en parte de sus novelas.
Su educación fue deficiente por la pequeña pensión que recibía su madre no les permitía más que cubrir sus necesidades básicas; ya entonces daba muestras de su carácter indomable, en su juventud dedicaba gran parte de su tiempo a la caza y a las mujeres. Fue precisamente con el dinero que ganaba con la caza con el que se pagó su primer viaje a París.
En sus primeros años en París, trabajando como escribiente para el Duque de Orelans gracias a las cartas de recomendación firmadas por amigos de su padre, completó su formación de manera autodidacta y escribió sus primeras obras.
Su fama traspasó las fronteras de su país natal y en una ocasión fue invitado por el Ministro de Instrucción Pública de Francia a unirse a su hijo en un viaje a Argelia atravesando España, lo hizo y las experiencias de aquel viaje acabaron también convertidas en parte de sus novelas.
Lo que no cambió nunca fue su carácter ni sus ansias de vivir la vida a su aire y a su antojo, al estilo del bon vivant clásico, hacerlo le costó llegar a la vejez en una precaria situación económica a pesar de las importantes cantidades de dinero que ganó a lo largo de su vida.
Murió arruinado pero con el reconocimiento nacional e internacional de ser uno de los grandes de la literatura universal.
El Conde de Monte Cristo y Los Tres Mosqueteros son dos de sus trabajos más populares pero escribió unas 300 obras entre las que hay incluso un libro de cocina que recoge diferentes recetas descubiertas en sus viajes.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta."
- 2
"Creemos, sobretodo porque es más fácil creer que dudar, y además porque la fe es la hermana de la esperanza y de la caridad."
- 3
"¿Cómo es que, siendo tan inteligentes los niños, son tan estúpidos la mayor parte de los hombres? Debe ser fruto de la educación."
- 4
"La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas."
- 5
"El bien es lento porque va cuesta arriba. El mal es rápido porque va cuesta abajo."
- 6
"Para toda clase de males hay dos remedios; el tiempo y el silencio."