Adoramos a Harvey Keittel. Por muchas razones. Por sus papeles, por quién es y por todos los que ha sido en las más de 100 películas en las que ha trabajado en su vida.
Aunque él no sea el prototípico norteamericano su vida contada linealmente lo es, o lo parece. Harvey Keittel es norteamericano de nacimiento, de un lugar tan americano como Brooklyn, Nueva York, como Paul Auster, Carl Sagan, Michael Jordan, Lou Reed, Barbra Streisand, Al Capone, Woody Allen, Barri Manilow o la misma Rita Hayworth. Y es hijo de inmigrantes, como buen norteamericano. De hecho tiene orígenes europeos, polacos y rumanos.
Siendo de Brooklyn su vida es un trasiego de película, de ser un chico conflictivo y poco aplicado a convertirse en uno de los actores más reconocidos. ¿Cómo? Pues pasando por un montón de vicisitudes, probando de todo y con un golpe de suerte que supo enfrentar. Y mucho trabajo duro y empeño durante los años en los que las cosas no iban tan bien como nos puede parecer.
Siendo un chaval y antes de cumplir los 20 años ya estuvo en el Líbano enrolado en el Cuerpo de Marines, una experiencia que le marcaría los siguientes años de su vida mientras trabajaba como vendedor de zapatos o de taquígrafo en un juzgado. El actor tenía un problema serio de dislexia, lo que le empujó a dar clases de interpretación por recomendación de un amigo. Y ahí empezó todo.
Del Actor’s Studio a trabajar con Directores como Ridley Scott, Wes Anderson, Tarantino… Pero fue con Martin Scorsese con quien comenzaría su carrera profesional en el cine, en Who’s that knocking at my door que precedería a la eterna Taxi Driver. Pero antes del éxito que hoy le reconocemos tuvo que hacer una buena lista de películas que ni hemos visto. Lo que tiene la magia del cine, que apareces y desapareces.
Trabajó con Willem Dafoe en La Última Tentación de Cristo en 1998 mucho antes de convertirse en el Señor Lobo de Pulp Fiction; en Thelma y Louise antes que en Smoke; en El Piano antes que en Malditos Bastardos; en Reservoir Dogs antes que en El Gran Hotel Budapest.
Pero Harvey Keittel no es sólo un actor, también es un hombre de sociedad, comprometido con las buenas causas y dispuesto a echar una mano a los jóvenes talentos. Por eso fue vocal de Unicef y desde 2002 posee la productora The Goatsinger, en el 177 W de Broadway, con la que promociona el cine independiente en el que se siente cómodo y feliz.
Casado y con tres hijos de tres relaciones distintas, la historia personal de Keittel es la de un hombre que ha enderezado su vida hasta el éxito, por encima de toda dificultad. Como decíamos una historia norteamericana de cine, aunque Keittel no representa el perfil, evidentemente. Y le adoramos.
Algunas de sus frases célebres
- 1
"Tal como veo las cosas, el modo en que veo la vida, veo que es una lucha. Y hay una gran recompensa que he ganado comprendiendo esto - que la existencia es una lucha. "
- 2
"Un actor siempre está desnudo en la pantalla, aunque esté vestido."
- 3
"Todo es difícil, y todo lo que vale la pena es difícil."
- 4
"Ella me dijo una vez, haz una elección y dedícate a ella como Hércules. Así que si eso es lo que hay, la idea es hacer siempre todo como Hércules y siempre he seguido su consejo y ahora estoy aquí hablando con usted."
- 5
"Sal de la sala de billar, sal del Cuerpo de Marines, sal y lee literatura, te encontrarás rodeado de gente que quiere saber y que está preparada para compartir ideas sobre literatura y pensamiento, y esto te enriquecerá."
- 6
"Crecí con un montón de chicos, algunos de ellos están muertos, algo de ellos son esto y algunos de ellos son lo otro, y algunos de ellos son muy muy poderosos, jóvenes brillantes, que se convirtieron en lo que son simplemente por falta de orientación - eso es todo."
- 7
"Trabaja y trata de encontrar el trabajo que mejor se adapte a ti y disfrute de verdad haciéndolo."
- 8
"Para crear personajes, uno debe construir un contexto. Y una de las herramientas que utilizamos es la improvisación."
