Antes de comenzar con nuevas, originales y fantásticas recetas para vestir nuestra mesa en ésta Navidad, vamos a dar la bienvenida al frío con un reconfortante y cálido cocido.
Cocidos, como tal, hay muchos: el madrileño, el montañés, el maragato, el andaluz... y luego están los cocidos de nuestras madres, con esos matices tan únicos y deliciosos que los hace tan, tan especiales y que nos devuelven por unos minutos a nuestra más tierna infancia.
Cada receta de este clásico de nuestra gastronomía tiene sus propios matices y particularidades que los diferencia unos de otros. Es un plato contundente, bastante calórico e indispensable para abrigar al cuerpo en los fríos días de invierno.
Es tradición tomarlo en tres vuelcos, es decir, servirlo en tres etapas consecutivas: primero la sopa, después los garbanzos con las verduras y en el tercer vuelco la carne. Luego hay quien lo toma todo junto y quien lo hace en dos vuelcos. Después, por si fuera poco, se hacen rellenos y salsas para completar y subir a la categoría de superior este plato tan nuestro.
En casa tenemos una forma muy especial y particular de hacer estos dos últimos acompañamientos que no solo realzan el sabor, sino que gracias a ellos el cocido se dirigiere mucho mejor. Así que no perdáis detalle y tomad buena nota de como se hace.
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