Gourmet

Un té en palacio con Bulgari y el Thyssen-Bornemisza

La firma joyera y el museo madrileño, protagonistas del primer TeART TIME del Gran Meliá Palacio de los Duques, el 'afternoon tea' con más estilo de la capital.

Las meriendas están más en boga que nunca y, como ya te contamos de las de Barcelona, lo último es involucrar en ellas al mundo del arte y la moda. El nuevo hotel Gran Meliá Palacio de los Duques de Madrid se suma a esta tendencia creando TeART TIME, una iniciativa que quiere revolucionar el mundo del Afternoon Tea desde el punto de vista del lujo y la elegancia.

Dos veces al año, la asociación del hotel con una de las grandes exposiciones que tengan cabida en la capital dará como resultado una merienda delicatessen única que marcará estilo. Un pequeño menú dulce y salado que se inspira en iniciativas como la del hotel Kensington y el Victoria & Albert. En este caso, el estreno es con el Museo Thyssen-Bornemisza, a quien se añade la firma joyera Bulgari.

No es casualidad, ya que el museo del Paseo del Prado acoge hasta el próximo 26 de febrero la muestra 'Bulgari y Roma'. En ella será posible ver una selección de piezas de la Colección Heritage Bulgari con cabujones, oro, relojes célebres o un icónico collar de oro con esmeraldas, amatistas, cuarzos, turmalinas rosas, zafiros y diamantes. Piezas, todas, que han servido de inspiración para crear el singular menú, que se presenta en una bandeja de tres pisos que, al principio, parece una caja bento.

Así, el primero cuenta con una impresión en relieve de uno de los collares y, dentro, tres bombones (uno de yogur y amarena, otro de pistacho y lima y, por último, uno relleno de arándano y albahaca). El segundo piso tiene dos macarons que simulan ser relojes, uno relleno de café y amaretto y otro de praliné de almendras y avellanas. Se acompañan de un delicioso tronquito de Navidad bañado en polvo de oro que esconde en su interior un hojaldre caramelizado con avellanas, crujiente de galleta, praliné de avellana y chocolate; y una pequeña tartaleta de caramelo con gianduja de chocolate blanco y unas perlitas de caramelo crujiente, espolvoreada con polvo de plata.

Por último, el tercer piso de esta merienda sin igual tiene una pequeña selección de bocados salados muy italianos, como el mini roll crujiente de ensalada capresse, burrata, albahaca, tomate seco y bañado con nuestro pesto de pipas de calabaza. Además, un mini croissant de mantequilla relleno de prosciutto y una salsa napolitana, una tosta de pan cristal tostado que sujeta un foie micuit bañado con una vinagreta de olivas negras y un mini sándwich mixto trufado.

Una merienda que podrá degustarse en pleno centro de la capital independientemente de que hayamos ya visitado o no la muestra. Seguro que, tras la experiencia, no tardaremos en ir a verla.