Gourmet

Quesos gourmet con nombre y apellidos

La Quesería Conde Duque reivindica desde Malasaña el buen hacer de decenas de artesanos independientes de toda España.

El queso del final del mostrador está elaborado por Rubén. El de su lado, de Pere; y el que está al lado del gouda gigante, es de Marcel. Y así, con cada uno de las más de doce referencias que tienen siempre a la vista en la nueva sensación gourmet de Madrid.

La Quesería Conde Duque abrió sus puertas el pasado septiembre en la calle del mismo nombre, junto a Malasaña, y en estas pocas semanas ya ha demostrado que en Madrid había hambre de quesos de calidad y, sobre todo, de autor. Porque aquí cada producto proviene de una granja artesanal, muchas de ellas negocios familiares con poca distribución, y se le explica al cliente su procedencia y fabricación antes de comprarlo.

Realmente, la experiencia de compra es el rasgo más satisfactorio, ya que te atienden siempre con una sonrisa, informándote de cada queso, dándotelo a probar... Se trata de que lo compres convencido de que te llevas, de verdad, lo mejor de la producción gourmet de nuestro país. Al frente se encuentra un grupo de apasionados por el queso capitaneados por Rubén Valbuena, artesano de la Granja Cantagrullas, en Ramiro (Valladolid). Él es el creador del concepto 'quesos con rostro', su lema. "Quesos con rostro son quesos con alma, con una historia vital, que merece ser contada y conocida, pues detrás de cada queso artesano hay un esfuerzo personal y mucha ilusión", explica.

En la Quesería Conde Duque se han marcado no tener más 30 variedades al mismo tiempo. Para ello, desean conseguir una gran rotación de referencias. "Es el modo de hacer viables todas las pequeñas iniciativas de los pequeños productores", prosigue. Y así, de paso, se consigue hacer más fiel al cliente, ya que este sabrá que siempre va a encontrar cosas diferentes.

Algunos de los quesos que han estado en el estreno han sido el Puigpedrós, de leche cruda de vaca y elaborado en Puigcerdà (Gerona), un Idiazabal de la quesería La Leze de Ilarduia (Álava), el queso de Tronchón o los propios de Cantagrullas, como el Torrejón con ceniza. Como, además, los precios son muy competitivos al evitar intermediarios entre productores y cliente final, es imposible no salir de Conde Duque con un poco más de lo que teníamos previsto y una sonrisa.