La única pega que tenían los woks la ha solucionado la firma francesa Staub. ¿De qué se trata? Pues de su tamaño, claro, demasiado grandes para esas veces en que cocinas sólo para ti. Baby Wok es la versión mini de sus Wok. Los pequeñines miden 16 centímetros y los grandotes, 37 centímetros, pero en lo demás son idénticos.
Otra idea es hacerte con varios y sacarlos a la mesa a modo de platos. Además, podrás personalizarlos sazonándolos individualmente al gusto de cada comensal. Los Staub son de hierro fundido. El esmaltado exterior no se oxida y es resistente a los arañazos y desconchones. El esmalte interior en negro mate es muy poroso, así que absorbe la grasa y, cuando se vuelve a calentar, aprovecha la que le va quedando. De este modo, con el tiempo, va necesitando cada vez menos aceite mientras va siendo más antiadherente. El grande cuesta 159 euros, el pequeño 55 euros y ambos incluyen espátula, palillos y una rejilla para tempura.