Ahora, internet es el libro de consulta. El ‘manual’ al que se recurre cuando se busca lo que se busca. También una receta de cocina. Pero aquellas que pertenecen a la familia deberían ser trasladadas a un papel. Y cualquier tarde, con un café, copiar al dictado de la abuela o de mamá. Para que no se olviden. Para que siempre se puedan degustar. Para que queden.
Boldú fue fundada en 1939 por Josep. Eligió el barrio de Gracia. Y ahí sigue su primera tienda, ahora en manos de la tercera generación que ha puesto en pie otros establecimientos. Sus nietos Marta y Enrique, hoy como ayer, elaboran panes y dulces de forma artesanal. Siguiendo las recetas que en esos primeros años le situaron como una excelente tienda.
Son panes y bollos simples, de calidad y sin aditivos ni colorantes añadidos. Son, precisamente, esas fórmulas sencillas y esos sabores auténticos los que hacen que la clientela vuelva día tras día. Entre las favoritas, los boldnuts, esto es, rosquillas glaseadas. La base son harinas de trigo seleccionadas de un molino familiar que, desde el siglo XIX, también sigue cánones artesanales.
Junto a éstas, los boldnutman y boldnutgirl, de la misma masa, pero con sabores como frambuesa y chocolate blanco ; manzana, canela y pimienta suave o naranja y chocolate. Tienen forma de hombre y mujer, de ahí el nombre, y se hornean en horno de piedra. Porque las recetas de la familia no deberían caer en el olvido.