Blanco, negro o con leche; 34% de cacao o 60, 70, 80...99; dulce y crujiente; con almendras y avellanas, coco, arroz inflado, con piel de limón y naranja confitada, con sal... o con pimentón picante. A granel. Son las láminas de chocolate de Michel Laline.
Michel, maestro chocolatero por vocación y diseñador y arquitecto por formación, nos hace llegar a través de Chocolat Factory, la única factoría exclusiva de chocolate y con sede en Barcelona, su creatividad desplegada sobre el cacao de Ghana, Java, Venezuela o Nueva Guinea.
Son ingentes sus propuestas tras más de 10 años trabajando el chocolate y ocasiones habrá de contarlas todas, o casi, pero hoy nos quedamos con sus láminas, sus placas de chocolate, tanto en sus propuestas más clásicas como, sobre todo, en las más saladas, picantes y novedosas.
Desde el chocolate más negro y más puro, jugando con sus diferentes concentraciones de cacao y su combinación a veces casi imposible con otros ingredientes, The Chocolat Factory nos ofrece unas láminas crujientes absolutamente apetecibles.
Irrenunciable la placa de chocolate, sin aditivo alguno, y en la dulzura al gusto de cada cual; deliciosa combinación con avellana y almendra; evocadora con arroz inflado, recordándonos al turrón de chocolate de cada Navidad; exótica cuando a los frutos secos se añade el coco rayado y fresca y afrutada cuando son la piel de limón y naranja confitadas quienes acompañas a la avellana, la amendra y el pistacho; salado con sal, en el contraste más puro y opuesto del dulce, nada menos que sus antípodas, la sal; y más chocolate que nunca en sus renombradas propiedades afrodisíacas con pimentón rojo, en polvo y picante.
La dificultad está, sin duda, en la elección...
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