Tiene un color dorado y suave, un aroma intenso, floral y tan dulce que sus toques recuerdan a la vainilla y al caramelo. La tradición le ha convertido en una joya madurada durante 38 años en barricas de roble americano y europeo y su sabor, intenso y sublime, desprende la autenticidad propia de las marcas centenarias.
La destilería escocesa Glenfiddich, dirigida por la quinta generación de la familia Grant, ha decidido elaborar una edición limitada con motivo de su 125 aniversario. Tras un siglo y un cuarto destilando whisky con agua de un manantial natural, la marca ha recurrido a los expertos artesanos de la casa y a vidrieros escoceses para dar forma al interior y exterior de Glenfiddich Ultimate, su gran creación.
Su contenido es único y ofrece una magnífica combinación de aromas que, según el maestro destilador Brian Kinsman, “tras 38 años de elaboración, ha llegado a la perfección absoluta”. Cada botella está numerada, hecha en cristal de plomo y completada con un tapón de cristal, además de llevar el icónico ciervo de la marca serigrafiado en oro.
Glenfiddich Ultimate no deja nada al azar y es el resumen de décadas de trabajo que se han visto reconocidas ya por una medalla de oro en el certamen internacional Spirits Challenge de este año.
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