El refrescante deje amargo de la cerveza nos seduce desde hace más de 3000 años, su tono dorado, tostado e incluso negro, la textura de su espuma, las sensaciones de esos pocos grados... nos gusta la cerveza.
Claro que no todas las cervezas son iguales; hay algunas, alguna, que roza lo excepcional por el mimo con el que se produce, el respeto a las formas y los modos artesanos, al saber de los tiempos, a la seducción de un envase y una imagen y a la evocación de un nombre, uno como Alhambra, que nos traslada en el tiempo y el espacio en su sonoridad árabe y nos envuelve en la calidez granadina, nos pasea por los patios de la soberbia construcción que dejó atrás Boabdil, dicen que entre lágrimas y reproches maternos...
Alhambra Reserva 1925 es todo eso y más: es una cerveza suave de sabor profundo e intenso que recupera el sabor de lo tradicional para llegar al sabor de la auténtica cerveza; se trata de un secreto a voces que sólo puede gritarse en eventos clandestinos como los que organiza Alhambra -integrada ya en el grupo Mahou-San Miguel- a lo alto y ancho de nuestra patria geografía.
Una cerveza suave de sabor profundo e intenso que recupera el sabor de lo tradicional.
La clandestinidad de Alhambra Reserva 1925 empezó en Madrid descubriendo el Arte de Diego Rodríguez y Amalia Ramírez, quienes habéis estado atentos a los perfiles de facebook y twitter de la firma sabéis dónde han llegado después con su arte clandestino y su sabor a cerveza buena... y sabéis también que el próximo destino es el más propio de una Alhambra, Granada.
Si disfrutas de la buena cerveza en la mejor compañía, si te seduce el arte y el talento, si crees en las buenas ideas y los momentos únicos, entonces degusta una Alhambra Reserva 1925 clandestinamente... o con todo descaro porque, sea como sea, será un momento delicioso.