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Piper-Heidsieck, el champán de alta costura

Con un bagaje de más de dos siglos y un saber hacer impecable, Piper-Heidsieck es una de las diez casas de Champagne más antiguas y exquisitas.

La historia de Piper-Heidsieck, uno de los champanes más delicados y premiados en el mundo, se remonta al siglo XVIII, cuando Florens-Louis Heidsiek se instala en la región champanera de Reims y, con toda la osadía del mundo (carecía de viñedos) e infinita inspiración, funda en 1785 la Casa de negocio de lienzos y vinos de Champagne Heidsieck&Cie. Su ambición: crear un cuvée digno de una reina. Su secreto: trabajo y dedicación. Ya había logrado el fervor de la corte de María Antonieta y una excelente reputación cuando irrumpe en la historia de la casa Henri-Guillaume Piper. El factor explosivo. El ejecutor de una expansión comercial sin precedentes que convirtió la alianza H. Piper&Cie en un pilar indestructible de la historia del champán.

Ni guerras ni malas vendimias ni los azares de la vinificación pudieron con la apasionante novela de una firma, hoy Piper-Heidsieck, profundamente ligada al lujo y la excelencia; pero también a las artes, al cine y la moda. La extravaganza es el lema de una casa entregada a la creación de los más exquisitos champanes del mundo: sutiles, delicados, impecables. Desde los clásicos brut sin añada, un prét à porter siempre sublime, hasta la alta costura de los vintage, hijos del azar de la climatología, cruts cuidadosamente seleccionados y largas esperas en las bodegas de la Maison; o los millesime, fruto de cosechas excepcionales que sólo ven la luz tras más de siete años de maduración en bodega, quintaesencia del lujo y la exquisitez.

En todos ellos llama poderosamente la atención la finura de su burbuja, su color transparente, la elegancia de su ensamblaje con la variedad Pinot Noir como base de todas sus composiciones. Una gama deliciosa que, bajo la batuta de Régis Camus —tal vez el más prestigioso enólogo del mundo, así reconocido ocho veces en el concurso internacional Wine Challenge—, combina de manera magistral la uva característica de la región logrando un estilo excepcional en cada una de sus variedades.

Si cualquiera de los Piper-Heidsieck —Brut, Cuvée Brut (el buque insignia de la maison), Essential Cuvée Brut o Cuvée Sublime— encarna a la perfección el equilibrio y el saber hacer centenario de la marca, Rare Millésime 2002 es la joya de la corona. Un Prestige Cuvée clásico, fino y ligero, poderoso e intenso. Elaborado con un 70% de Chardonnay (cosecha 2002) procedente de la Montaña de Reims, rompe con las normas de la casa. No sólo por su deslumbrante color amarillo cuarzo, sino por su exótico aroma con cierto toque de yodo y la voluptuosidad de sus notas especiadas que evocan tierras lejanas. No en vano su contundente estallido en boca y su largo final le han hecho merecedor de galardones tan prestigiosos como French sparkling of the year Trophy 2014 o los 97 sobre 100 en James Halliday's Top Wines 2014. Un privilegio exquisito cuyo precio (145,95 €) lo convierte en un lujo.

Aunque tampoco hay que perder de vista el 2006 Vintage Brut. Marcado por una cosecha especialmente compleja (calor extremo, violentas tormentas, granizadas), nace un vino excepcional: impetuoso, denso, transparente, liviano, elegante, con aromas a melocotón y frutas del bosque, cuya estructura se enriquece con toques ahumados de té y almendras tostadas. Un placer mucho más asequible (43,95 €) que compite con la originalidad escarlata del Rosé Sauvage. Poco convencional, jugoso y expresivo, este brioso vino promete alzarse como el must de las fiestas veraniegas más exclusivas.