Bebidas

Un whisky escocés con alma de Jerez

Sorprendente, embriagador, para todos los paladares. Así es Nomad, la creación de la centenaria bodega jerezana Gonzalez Byass.

Nomad es un Outland que nace en Escocia -en Whyte & Mackay para González Byass- como un blend de más de 30 variedades de wiskies de malta y cebada, más de malta que de grano, que le dan su especial característica aromática, suave, sin gran presencia de turba. Un auténtico Speyside de los Highlinds de origen, envejecido una media de 6 años en Escocia, de los cuales los tres últimos en botas de roble americano que han contenido olorosos y en los que comienza la configuración de su gran personalidad con unos 60º y notas de arpillera, de madera de roble y un dulzor original de entrada con un retrogusto ya suave y placentero.

"Demasiado de algo es malo, pero demasiado de un buen whisky es apenas suficiente."
Mark Twain

Pero la identidad única de Nomad es su alma sólo posible tras el afinado que se le da durante un año en Jerez, en unas selectas 200 botas envinadas con Pedro Ximenez Noé VORS (Vinum Optimum Rarum Signatum o Very Old Rare Sherry, vinos de Jerez de las más alta calidad con entre 20 y 30 años de envejecimiento) en precisas condiciones de temperatura (20-22º) y humedad (80º) hasta rebajar su gradación alcohólica a unos 41.30º que mantienen sin embargo su carácter original con un paso de boca más matizado, ligero, suaves notas de alcohol en la parte baja de la lengua, profundo retrogusto y una elegante y larga presencia.

"¿Qué puede calentar el alma fría y húmeda más que el whisky?."
Ernest Hemingway

Una personalidad que se define en los matices en nariz y boca: dulce, intenso, sincero, con notas de roble, sí, pero también de miel, de vainilla, de tofee, de mazapán y fruta confitada en nariz y complejas notas en boca con un largo recorrido en paladar y una notable densidad.

Único entre los whiskies, la complejidad de Nomad está en su propia aparente sencillez fruto del saber hacer, estudio, pruebas y ensayos, del desarrollo de tres grandes profesionales: Luis Miguel Trillo (@Trillo1956), Master Destiller de González Byass, de Antonio Flores (@Hacedordevinos), Enólogo de La bodega y de Richard Paterson (@the_nose) Master Blender durante más de 45 años de Whyte & Mackay. Años de desarrollo y pruebas con barricas de oloroso, de fino, de palo cortado, con tiempo, “al compás” nos dice Antonio Flores, para conseguir un producto premium incomparable.

“El Whisky es el mejor amigo del hombre. Es un cachorro embotellado.”
Vinicius de Moraes

La magia de la transformación no se produce con una mezcla si no en su afinado, por la transferencia de la bota: la madera de roble americano asume unos 15-16 litros de Pedro Ximénez de cada 600, vino que a su vez se transfiere al whisky durante el año de envinado y del que nace la personalidad y alma de este whisky que se beneficia de la increíble gama de sensaciones organilépticas de los mejores Pedro Ximénez.

Delicioso para tomar solo, con poco hielo, óptimo entre 14 y 18º, para disfrutarlo incluso de aperitivo -como aprecia Paz Ivison- con un buen queso, las posibilidades y las delicias de este whisky son excepcionales por sus matices, por su personalidad. Un whisky premium para todo momento, excepcional en su origen, en su afinado, en nariz y paladar. Excepcional en todos los sentidos.

"Lo que el whisky escocés no cura, no tiene cura".
Proverbio escocés

Pedro Ximénez, es un varietal que se vinifica en dulce. La uva se recoge un poco más tarde que la palomino fino y se solea en la propia viña, evaporando durante dos semanas la uva hasta que se acerca a uva pasa. El prensado en prensa vertical da un mosto con una gran concentración de azúcares que en fermentación consigue hasta 15º con más de 400 gramos de azúcar por litro, de un color negro zaino intenso con una nariz a dátil, pasas, higo, café, chocolate y vainilla, de un intenso y denso dulzor. “Lágrimas de Dios que endulzan nuestra boca” opina Antonio Flores, Enólogo de González Byass. Sin duda.