Nos encantan las historias, de siempre, desde que el hombre es niño y desde que el niño siente... porque los relatos nos ayudan a entender y nos incitan a sentir, despiertan nuestra imaginación y lanzan nuestra creatividad a la vida. Y nos gustan especialmente las historias de las cosas comunes, esas con las que convivimos cada día, historias como la de una botella de champagne que descorchamos para celebrar la vida.
Cuando acariciamos una botella helada de Krug Grande Cuvée o Krug Rosé anticipamos la experiencia que nos espera porque sabemos cuanto sabor y cuanta magia guarda, la de una maison de champagne que camina hacia los dos siglos de historia.
No necesitamos que nos cuenten los sabores, aromas o colores porque los sentimos, los vemos, los disfrutamos, los degustamos... la potencia y elegancia del Grande Cuvée o el color oro rosa del bien nombrado Rosé está en nuestros ojos y en nuestros labios pero... ¿cómo ha llegado a nosotros?
¿Nunca te has preguntado de dónde viene la botella de champagne que protagoniza tu brindis? pues si hasta ahora no lo has hecho... no nos cabe la menor duda de que a partir de ahora lo harás porque en Krug suman a sus incomparables caldos la historia de sus botellas, del cómo, el dónde, el cuándo...
En las botellas de Krug Grande Cuvée y Krug Rosé encontrarás un nuevo código de seis dígitos que, una vez lo introduzcas en la web de Krug, te llevará a conocer la historia de la botella que tienes entre manos, la de tu brindis, tu celebración y tu vida... llevando así la experiencia de un champagne de color, aroma, gusto y textura incomparable más allá de la gastronomía, regalándote una historia que hilar a las historias de tu vida.