La tónica se hizo famosa por su alto contenido en quinina durante la expansión colonial Victoriana del imperio Británico en Asia a finales del XIX. La quinina baja la fiebre, es analgésica y durante décadas era el único método de combatir la malaria.
Precisamente por eso las primeras tónicas tenían un alto contenido en quinina, cuyo intenso amargo sabor se rebajaba con cítricos. Hoy la cantidad de quinina de una tónica se ha reducido a la mínima expresión pero el sabor característico de una tónica se define en ese amargor cítrico que tan buen resultado da en la mezcla con destilados como la ginebra, el vodka o el tequila.
Las marcas de destilados para un combinado son infinitas, pero de tónicas no lo son tanto. Fentimans es además de las que tiene solera. En 1992 Eldon Robson, uno de los herederos de lo fundadores de la marca que desde 1905 hasta 1970 había producido bebidas premium de gran calidad, después de doce años cerrada retoma las fórmulas de botánicas y los procesos de elaboración originales de los refrescos de la marca y se lanza a la producción de bebidas singulares y de alta calidad, como esta tónica.
De la fermentación durante siete días (como originalmente) de limoncillo / Cymbopogon citratus originario del sureste de Asia -que le confiere complejidad y exotismo en boca y nariz- lima Kaffir y enebro, con ingredientes 100% naturales, sin azúcares artificiales ni aromas. En 100 y 200 ml, el diseño de la botella retro victoriana no sólo le confiere una gran personalidad, si no que es reflejo de la autenticidad de la marca.
Buscas una tónica. Esta es.