Sus exóticas notas de canela, cítricos y frutas tropicales marcan la diferencia. Tanqueray Malacca convierte el gin tonic en un trago diferente. Como lo es ella. Y es que tan sólo hay 100.000 botellas y no todas llegan a Europa.
Solo en las coctelerías y barras más selectas puede elegirse esta etiqueta. La cifra destinada al mercado europeo asciende a 20.000 unidades. Se ha convertido, por tanto, en un absoluto objeto de deseo. Desde que se lanzara al mercado en 2000, por un tiempo limitado de cuatro años, su singularidad, riqueza aromática y versatilidad en mixología dejaron huella entre los bartenders de todo el mundo.
La elaboración de Tanqueray Malacca, que debe su nombre al tercer estado más pequeño y uno de los más paradisíacos de Malasia, está basada en una receta de Charles Tanqueray en 1839. Él la ideó durante uno de sus viajes por el sudeste asiático en busca de las mejores especias para sus ginebras. De hecho, la ruta que siguió entonces aparece representada en la etiqueta de esta icónica botella que, como la de Tanqueray London Dry, está inspirada en las clásicas cocteleras de tres piezas.
Tanqueray Malacca se destila cuatro veces en pequeñas cantidades en el alambique ‘Old Tom’, utilizando una mezcla secreta entre los botánicos esenciales que componen Tanqueray y algunos más realmente exóticos. Solo existe un hombre que conoce la fórmula exacta; y es el maestro destilador Tom Nichol.
El resultado es una ginebra refrescante, aromática, cítrica y frutal en la que el aroma seco a enebro se percibe sutil, en un primer momento, y da paso, después, a bayas frescas, semillas de cilantro, notas picantes y frutas tropicales. En boca se aprecian los característicos cítricos de Tanqueray, recuerdos florales y un sorprendente toque a canela. Ahora toca buscar Tanqueray Malacca en las estanterías más exclusivas…