Finca La Emperatriz
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Finca La Emperatriz: un viñedo singular con vistas a la sierra de la Demanda

En plena Rioja Alta, al borde del río Oja, Finca La Emperatriz es un viñedo histórico de Baños de Rioja que perteneció a la última emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo.

En la Exposición Universal de París del año 1878, un vino tinto español elaborado en Baños de Rioja (Logroño) obtiene una medalla de plata. El premio, otorgado por un jurado internacional, lo recibe la titular de del viñedo: la condesa de Teba y Baños. Ella era nada menos que la emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III.

A la emperatriz granadina el interés por la viticultura le venía serie por parte de madre. Doña María Manuela Kirkpatrick y Grevignée era descendiente de una familia de la nobleza escocesa, asentada en España a finales del siglo XVIII, que hizo fortuna con el comercio del vino de Jerez. Pero no era el condado de Teba y Baños legado materno, sino paterno, don Cipriano Palafox y Portocarrero. El caso es que dentro de las propiedades figuraba una finca de viñedos, situada al pie de la sierra de la Demanda, en La Rioja. Las 101 hectáreas se estructuraban al modo Château: tanto las viñas como la bodega se integran en el mismo dominio, lo que permite controlar la calidad desde la misma cepa.

La viña, como se le llamaba al terreno durante el siglo XIX, es hoy propiedad de los hermanos Víctor y Eduardo Hernáiz y conserva la estructura, el terruño, el cultivo y el proceso artesanal de antaño, además del título aristocrático de su antigua dueña: Finca La Emperatriz.

Situado entre Haro y Santo Domingo de la Calzada, en plena Rioja Alta, Baños de Rioja es un enclave excepcional cuyo peculiar suelo de canto rodado y su microclima atlántico continental otorgan a los frutos una excelente acidez y frescura sublime. Allí, en el corazón de ese entorno privilegiado, Finca La Emperatriz renace manteniendo la singularidad de un viñedo que, por sus características, se distingue entre los de su entorno.

En 1996, cuando los Hernáiz adquirieron los viñedos, no se lanzaron a elaborar vinos a lo loco. Cuatro años invirtieron en estudiar las mañas del río Oja, las cualidades de un suelo pobre y de extrema dureza que, sin embargo facilita el drenaje y multiplica la irradiación solar sobre las cepas. Y no sólo. Sectorizaron la finca, analizaron al detalle cada parcela, conservaron las viejas cepas de más de 65 años que habían pervivido, plantaron cepas nuevas tras una cuidadosa selección de clones en función de las peculiaridades de cada rincón del viñedo.

Gracias a ello sus vinos, que obviamente ostentan la D.O.Ca (denominación de origen calificada) Rioja, cautivan por sus aromas complejos, su elegancia y su mineralidad. Además, la altura de la ubicación de la finca (570 metros) y las bajas temperaturas favorecen la maduración lenta del fruto. Resultan particularmente exquisitos los elaborados con la uva procedente del terreno reconocido como Viñedo Singular.

Esta categoría —que únicamente ostentan 84 de todos los D.O.Ca Rioja— es la de mayor calidad. El Viñedo Singular de Finca La Emperatriz lo forman algo más de 30 hectáreas de Tempranillo, Garnacha y Viura, plantadas en vaso con una edad media de más de 60 años. Las características del terruño, el trabajo artesanal, la supresión de insecticidas y herbicidas en el cultivo y la vendimia manual otorgan al primer vino de la propiedad (Finca La Emperatriz Gran Vino) aromas y sabores limpios y precisos. El gran vino blanco procede de cepas viura viejas. Su maduración en barrica da lugar a una variedad exquisita, muy aromática e inmensa personalidad. El tinto (Tempranillo, Viura y Garnacha) es un reserva muy particular con aroma a fruta madura.

Con las uvas, también vendimiadas manualmente, procedentes de las parcelas donde se cultivan cepas de una edad media de 25 años, se elabora el segundo vino de la propiedad: El Jardín de la Emperatriz. Al igual que su hermano mayor, el blanco es puro viura. Esta variedad propia de la D.O.Ca Rioja, rústica y resistente, aporta al vino sabores afrutados. De la crianza en barrica resulta un vino tranquilo, fresco y delicado. El tinto crianza, serio y clásico, madura en barrica de roble durante doce meses. Tempranillo (principalmente) Garnacha, Graciano y Maturana tinta (en función de las cosechas) son los frutos de la vid empleados para la elaboración de este vino con delicados aromas florales.

Eduardo y Víctor Hernáiz abren las puertas de Finca La Emperatriz a todos los que deseen descubrir la historia del lugar, recorrer su viñedo singular y degustar sus vinos. La experiencia enoturística se ajusta a la disponibilidad del visitante y ofrece diferentes opciones. Todas incluyen recorrido por el viñedo y cata comentada de cuatro vinos: Jardín de la Emperatriz Blanco y Jardín de la Emperatriz Tinto, Finca La Emperatriz Gran Vino Blanco y Finca La Emperatriz Gran Vino Tinto.

También es posible dormir a pie de viña en pleno corazón de este entorno idílico. Las antiguas casitas que sirvieron para alojar al mayoral y los trabajadores de la finca se han convertido en tres villas de lujo con jardín privado. Todas cuentan con salón, comedor, cocina, terraza y parking gratuito. Existe la posibilidad de contratar servicio de recepción, desayuno y limpieza. En coherencia con el compromiso ecológico del que presumen los Viñedos Hermanos Hernáiz, las villas poseen sistemas inteligentes de aerotermia.

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