Bebidas

En busca del gin tonic perdido

Lo que empezó como un lamento, se ha convertido en una deliciosa realidad con hielo y en tu copa... ¿una tónica?

Fue en 2003 cuando Charles Ross y Tim Warrillor se confesaron mutuamente su disgusto por considerar que pocas tónicas estaban a la altura las mejores ginebras, lamentando ambos mezclar ginebras premium con tónicas de peor calidad que enmascaraban su sabor. Aunaron esfuerzos a sus ideas y se lanzaron la búsqueda de los ingredientes ideales para la mejor tónica, fever tree comenzó entonces a ser una realidad.

Una realidad que convirtió a Charles y a Time en nuevos Willy Fog que daban la vuelta al mundo eligiendo lo mejor de cada lugar para la elaboración de sus mixers y tónicas: de una de las últimas plantaciones de quinina natural de origen peruano, en El Congo y Ruanda, la quinina para todas sus tónicas; de Tanzania, el aceite esencial de naranja amarga y de Sicilia en de limón; de la India, Costa de Marfíl y Nigeria, jengibres frescos para el ginger ale y el ginger beer; y los aromas del campo de la Provenza para la Mediterranean tonic water.

Y así, lo que empezó como una queja o un lamento, se ha convertido en una deliciosa realidad con hielo y en tu copa, en el reencuentro con los gin tonics coloniales de los tiempos de la conquista de la India y de la Compañía de las Indias Orientales, época en la que supo llevarse la acción curativa de la quinina a los más deliciosos gin tonics.

Hoy Fever Tree es de los mixers predilectos en coctelería y de los gustos más exquisitos en tónica, es incluso hasta una sopa según y como la veía Ferrán Adriá en 2006, año en que la servía en El Bulli congelada y acompañada de pétalos de rosa y cubitos de piel de naranja.