Hace cincuenta años un hombre soñó con diseñar un ron digno de sus expectativas, un ron que llevaba mucho tiempo rondando su cabeza. Creó su propia bodega para poder elaborarlo sin más conocimientos que los de su propio aprendizaje como amante del ron.
Su nombre era Francisco Montero, o ‘Tío Paco’, apodo cariñoso con que muchos le conocían y que con los años se convirtió en su seña de identidad. Creció entre cañas, rodeado siempre por el dulce aroma de la melaza que producía la azucarera familiar que sirvió como escenario de su infancia.
En unas tierras que heredó en la carretera de la Celulosa, Motril, construyó su bodega hecha a imagen y semejanza de su espíritu austero y dio cobijo a su sueño: el Ron Montero que hoy es el destilado más consumido en toda Granada. Un ron cuyo secreto no es otro que paciencia, autenticidad y perfeccionamiento.
Su aventura fue en solitario, sin maestros ni socios, un capricho que se convirtió en su vida. Con su nariz catequizada en el arte de distinguir la esencia de la caña y su selectivo paladar creó el famoso ron Pálido y el Gran Reserva, confiando ciegamente en el roble americano de las barricas que contienen su ron, en la solera y en la elaboración calmada para perfilar este elixir motrileño.
Así es como la Bodega Ron Montero y su ron de caña de azúcar celebran este año su 50 aniversario, ocasión que han aprovechado para crear la ruta del ron; un viaje por el cultivo milenario de la caña de azúcar y también el secreto mejor guardado de la Costa Tropical.
El recorrido incluye visitas al museo pre-industrial de la caña de azúcar y a las bodegas de Ron Montero, una ruta gastronómica por más de 70 establecimientos de Motril, Salobreña, Almuñécar y La Herradura, con platos, cócteles y dulces elaborados con Ron Montero. Todo ello para celebrar los 1200 años desde que los árabes introdujeran la caña de azúcar en este inigualable rincón tropical de Europa.
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