“Esos encuentros fugaces que, tanto en la vida como en la naturaleza, alumbran una belleza única” así resume el propio Vik Muniz su momento de inspiración para esta nueva obra. Una obra que ahora sirve para vestir una botella de champagne.
Perrier Jouët Belle Epoque Rosé 2005 nace de una añada de contrastes climatológicos y de un minucioso coupage, ensamblado personalmente por Hervé Deschamps -séptimo Chef de Caves en la historia de la Maison- con el que se ha buscado lograr “el equilibrio perfecto entre la singularidad de la cosecha y la consistencia del estilo de la Maison”. Un champagne elegante, de frescor floral, que en esta edición limitada puede presumir, además, de una firma de excepción.
Vik Muniz da vida a una ensoñadora escena entre un colibrí dorado y la emblemática espiral de anémonas emblema de Perrier-Jouët. Juega con la luz rosada del champagne, con el oro del estampado, con el revoloteo del colibrí en busca del néctar. El artista visual de origen brasileño es reconocido mundialmente por jugar con elementos que van desde el chocolate, el azúcar o la basura, con lo que crea las imágenes que graba con la cámara. Su obra se ha expuesto de forma monográfica en los más importantes museos y galerías, como el Metropolitan Museum of Art de Nueva York o el Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
Por su parte, Perrier Jouët es una de las más prestigiosas Maisons de Épernay, con experiencia en el tradicional arte de la elaboración de champagne. Para disfrutar de este Belle Epoque Rosé 2005 se recomienda servir entre 10 y 12 °C, encajando perfectamente bien como aperitivo bien armonizando una comida. La variedad de platos a los que puede acompañar es amplia, especialmente con langosta, langostinos, magret de pato, cordero lechal o cualquier preparación de caza. El dulce y los frutos rojos también se dan la mano con este delicado champagne.
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